En las arenas
políticas, ya no defiendo a nadie. Son mayorcitos todos y, por tanto, he de
suponer que saben lo que se hacen. Cualquier noticia es redundante, siempre le
da vueltas a las mismas cosas, ya aburre hasta a los flamencos de Doñana.
Las pobres
aves meten la cabeza bajo el agua para no continuar escuchando tantas idioteces
y tantas luchas, tantos insultos y descalificaciones. Unos se enrocan hacia un
lado y otros lo hacen hacia otro lado, hay demasiados intereses ajenos a las
necesidades de los ciudadanos. Hay un techo llamado Europa, bancos e
inversores, que limitan el poder de acción de los Gobiernos, y mientras se les
permita tener un papel protagonista en la vida de los pueblos, ellos dirán,
lamentablemente, hacia donde vamos, ¡qué nadie se engañe!
Ya he expresado
en otras ocasiones algunos modelos diferentes de hacer políticas, de conformar
Gobiernos, etc., pero soy yo, un simple ciudadano. Se me ocurre a mí, parece
que a los que están en la pelea, con sus buenos salarios, sus asesores tan
estudiados, etc., no se les ocurre otra cosa. No se ponen de acuerdo para lo
que de verdad es importante, solo lo hacen para salir en la foto. El orgullo y
la prepotencia de algunos, de casi todos, imposibilita que piensen
adecuadamente en lo que es primordial para los ciudadanos en estos momentos.
Mientras ellos discuten y se pavonean, hay familias que siguen sin tener
ingresos, sin tener trabajo. Al mismo tiempo hay gente sacando dinero del país,
no contribuyendo con Hacienda en los mismos porcentajes al que nos obligan a
los ciudadanos, y hay políticos llevándose comisiones a costa de nosotros. Hay
cantidad de puestos de trabajo creados a conveniencia, pero innecesarios, para
acoger políticos en empresas públicas, provocando gastos superfluos, “grasa” en
la Administración.
Mientras los
que pretenden hacerse la foto siguen a lo suyo, tenemos todo eso y mucho más,
pero parece que todo puede esperar infinitamente. Es mejor no pensar en la
ineficacia del sistema vigente, para que no nos hierva la sangre. Hay que auto
engañarse en este tema, para que la vida siga con normal apariencia. Muchas
personas mayores dicen: “Esto o aquello deberían…”. ¿Quiénes deberían… si son
ellos los que tendrían que hacerlo? – les respondo. Son ellos mismos los que han
legislado para que las cosas lleguen al extremo que están en todos los ámbitos de
la política y la sociedad, ¿van a echarse tierra encima? Una esperanza tenemos,
pues son dados a contradecirse constantemente. Hoy dicen verde, y mañana dicen
blanco, a eso nos tienen habituado, pero al final echan mano de sus leyes, la
de ellos, y siempre existe el salvoconducto que les protege, y les asegura la
impunidad. Cuando a alguien le cogen infraganti, pero ha de ser muy
descaradamente, lo encierran simbólicamente sin exigirle la devolución de lo
mangado, y enseguida comienzan los permisos penitenciarios. Y la estancia en la
prisión es el recreo o la tasca del barrio, todo el día viendo la tele y
jugando a las cartas o al dominó, solo faltaba que se gire hacia algunos de sus
lacayos y les pida una ronda de tintos.
Albergo la
esperanza de que algún día las cosas sean de otra manera, y para ello se
necesita que la calidad de las personas, que nos pretenden gobernar, sea
diferente.
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