El perro del
hortelano y las políticas del miedo. En eso se ha convertido el Presidente en
funciones. Declina la proposición del Rey para que trate de hacer Gobierno,
pero no deja que el otro lo haga. Ahora dice que él es el que debiera
presentarse a la investidura y no Pedro Sánchez, ¿en qué quedamos?
Las políticas
del miedo es el run run que acostumbran a difundir los de la gaviota. Excepto
ellos, “todos los demás tienen algo que ver con ETA”. Excepto ellos, todos los
demás van a hundir el país, económicamente hablando. Solo con ellos se
alcanzaría un Gobierno estable. Se le ha olvidado añadir: “y corrupto”. Pero
como no somos tontos, sabemos que la estabilidad, el saqueo y la corrupción
casan mal, pero que muy mal; así que ya sabemos lo que nos espera con un
Gobierno playero, ¡vamos de la gaviota!
¡Estamos
hartos de tanta mentira y de tanta falsedad! Ya no queremos políticos peleando
por su futuro, necesitamos políticos peleando por el nuestro. Hasta ahora ha
habido demasiada pugna por los sillones, los cargos y los negocios personales.
Hasta este momento se ha saqueado a España, sin pudor alguno y sin temer por las
consecuencias en el bienestar social. Se han privatizado áreas públicas para
beneficiar a amigos y familiares. Han venido cobrando regularmente muchas
comisiones, que han supuesto un sobre precio en todo lo que ha contratado la Administración
pública. El país se ha endeudado por encima de nuestras posibilidades, porque
así lo han decidido los políticos que casi nunca nos han representado. Los
políticos, en muchas ocasiones, han jugado a lo que les interesaba a ellos o a
algún personaje u organización ajenos a nuestra vida política o social, en
detrimento de las condiciones económicas, laborales y de bienestar de las
familias españolas. ¿Hasta cuándo quiere el perro del hortelano que esto siga
como hasta ahora?
Hace falta un
Gobierno con imaginación y atrevido, que proyecte un país que pueda llegar a
ser autosuficiente. Hay que cortar las alas a esa cúpula de poder oculta, a la
que le llaman “mercados o grupos inversores”. Su estrategia es la rentabilidad por
encima de todo. Ahí no se puede esperar ni una pizca de corazón ni humanidad.
Se aprovechan de los países más débiles para estrangularlos e influir en sus
políticas, de tal modo que sean ellos los que salgan beneficiados. No podemos
darles cancha y, mucho menos, podemos temer que se vayan. Por eso, debemos
proyectar un país autosuficiente. Hay que poner fin a esta forma de arruinarnos
y dirigirnos directamente hacia el abismo. A esto no le podemos llamar
estabilidad, como hace el perro del hortelano, puesto que con él la deuda ha
ascendido hasta el cien por cien del PIB.
Algunos nos
quieren más sumisos, más pobres y más temerosos. De esa manera, seremos muñecos
de trapos en manos de niños crueles y despiadados. Harán con nosotros lo que
quieran y perderemos la poca dignidad que nos queda.
Se están
aferrando a lo que tienen, porque este sistema blindado que han ido creando a
lo largo de los últimos cuarenta años, les asegura sus privilegios frente a los
ciudadanos, pero tengan en cuenta que pasan olímpicamente de nosotros y de
nuestro bienestar, que nadie se engañe.
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