El tiempo para
los pactos se va acabando, y Pedro Sánchez continúa imitando el estilo Obama,
muestra un swim al andar similar al del mandatario norteamericano. Parece
haberle copiado los gestos, como si al hacerlo tratase de emular el éxito de
aquel. Pero las cosas son diferentes por aquí, no hace falta tanta
tranquilidad, y sí más acción. Hay muchos asuntos que hay que remediar
urgentemente. Pactar solo es un gesto político, pero no arregla los problemas
de la gente. Solo las leyes y las medidas que se toman, son las que pueden
solucionar las necesidades de las personas.
Todos tendrían
que ir terminando el proceso de pactos, y los pasos adelante y atrás: ahora desisto,
ahora me presento al proceso de investidura, o ahora no dejo de dar por el culo
a los que sí están trabajando, toca a su fin. El tema dura ya sesenta días y
seguimos con el Gobierno en funciones, en el que sus ministros se dedican a
hacer precampaña electoral acusando a los otros, para posicionarse, caso de que
fuéramos a unas nuevas elecciones.
Ya cansa todo
esto y, mucho más, pensar que nos vamos a tener que tragar otra campaña
electoral. Horas y horas de emisiones televisivas y radiofónicas, para
comprobar cómo cada uno de los partidos, incapaces de ponerse de acuerdo con
los demás, agarran la piel de toro, tratando de hacerse con ella. Entre todos
lo que van a hacer es destrozarla. Pero no se confunda esto con el sentimiento
de los independentistas catalanes, sobre el que todos los españoles quieren
opinar, cuando dicen que si hubiera un referéndum tendríamos que hablar todos.
Supongan que en su familia tienen un hijo que quiere vivir solo,
independizarse, y tuvieran que decidirlo con una votación de todos los demás
miembros de la familia. ¡No sería justo!, ¿no creen? Lo que ocurre, es que en
el tema catalán hay otras cosas en juego de las que nadie habla, el veinticinco
por ciento del PIB. Igual que a tu hijo no lo vas a retener contra su voluntad,
nadie debería tener la potestad de retener a una región dentro de un conjunto, “en
el que cada uno va a su avío”, si ellos tienen otros planes, otro proyecto de
país, nación, república o como quieren denominarse.
Además, esto
lo hemos comentado ya, si son mayoría los que no quieren independizarse, que se
haga el referéndum ya, y se acabe la discordia. Pero el veinticinco por ciento
del PIB pesa y mucho, por eso se niegan a concederle ni la más remota
oportunidad de libertad. ¡Es la pela! la que impide que decidan los catalanes.
El Estado español se resentiría bastante si deja de recibir la aportación
catalana, porque se ha acostumbrado a vivir subvencionado. Ya he dicho muchas
veces que España debiera tener un proyecto de país industrializado, tecnológico,
de progreso e I+D. Pero como esto ha funcionado acumulando la industria en
Cataluña, País vasco o Madrid, pues el resto del país vive subvencionado en
parte, y aquellas zonas son el vergel de España. ¿Quiénes son los responsables
de este desequilibrio económico?, evidentemente, los políticos que nos han
gobernado hasta el momento, de ahí todo el drama.
La situación
actual es el producto de lo que se ha ido haciendo con el país durante los años
anteriores, del escaso o nulo proyecto de país, de haber querido incorporarse a
Europa a toda costa, y de creerse que los dineros venían de la Comunidad
europea, como si no se tuvieran que devolver, así está la deuda. ¡Son unos
ineptos!
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