Le puedes llamar como quieras, pero por favor no sigas llamándole política. Para hacer política hay que negociar, pactar y dirigir el país, hacia el mejor rumbo que suponga el encuentro con el bienestar de la gente y el progreso del país. Hay que dirigir con decencia, honestidad e integridad, no con la mano metida en la caja común, saqueando al pueblo, malversando dinero, robando a la gente su futuro, y el futuro del país. No escuchar las propuestas que puedan hacer los otros, por el simple hecho de que parten de la bancada de enfrente, aunque pudieran ser propuestas sensatas e interesantes para el conjunto de la población, no es hacer política, ni estar procurando el bien de la gente.
Los políticos de nuestra era han sabido forjar un chiringuito que les asegura la permanencia directa o indirecta, mediante los sucesivos cargos públicos que van a ocupar en la lista de asalariados públicos, pero con la particularidad de que son casi los únicos que se fijan sus propios salarios, se los suben cada vez que se les antoja, se asignan cuantos privilegios les parece, y derivan cuanto dinero público pueden a fines particulares o de partido, con o sin excusa, o justificación. Han entendido que esto de la política es pasarse la gallina de oro de uno a otro, por un tiempo determinado hasta que se llenan los bolsillos, y vuelta a empezar. Entretanto, les van diciendo a los ciudadanos lo que quieren oír, que ya posteriormente hacen lo que quieren, sin pudor alguno pueden proceder justamente haciendo lo contrario que dijeron iban a hacer: no subiremos los impuestos y los suben. No pactaremos con independentistas, no haremos una amnistía por ser anti constitucional, y lo hacen. Eso o aquello lo hacemos, pero no nos va a costar ni un euro, como fue el rescate de la Banca y Cajas de Ahorros, el caso es que de los miles de millones entregados no hemos visto que nadie nos devuelva lo que es nuestro, ni político que lo reclame, nos tienen vendidos.
Se han dedicado a saquearnos continuamente, son cientos o miles de políticos pringados en casos de corrupción a lo largo de las décadas de "democracia", pero ninguno devuelve los dineros robados o malversados, y todos tarde o temprano son indultados por sus colegas, en cuanto llegan al gobierno. Trabajan para ellos, por lo suyo, por lo de sus partidos, por su enriquecimiento, sin importarles nada cuanto debiliten la economía de las familias españolas, el agujero que hagan en el ámbito financiero, o cuánto nos vayan a dejar endeudados. Pasan de todo, menos de llevárselo calentito, ahí andan finos, aunque últimamente les da igual, roban a plena luz del día y sin cubrirse el rostro. Hemos llegado a un punto de sinvergonzonería que resulta insultante, y da igual el partido que sea, porque el resto de los que están en el Congreso, lo ven, lo saben y no hacen nada, cuando gobiernan no cambian las leyes para impedir el latrocinio y la falta de justicia para castigar a los delincuentes políticos, siguen apoyando el aforamiento. el secuestro de la justicia mediante el nombramiento de sus jueces y fiscales preferidos, con los que les une amistad e ideología, los que les aseguran impunidad plena. Son cómplices de la corrupción que ha sufrido y sufre el país.
En esto se ha convertido la política española y mundial hoy en día, ya dirán si eso es política, puedes seguir jugando al juego sucio de los políticos, y llámale como te plazca, pero cada día hay más personas que se dieron cuenta del chiringuito corrupto en el que se ha convertido la política.
Seguiremos...
