Como siempre, sigo dando vueltas a la cabeza en busca de una solución diferente al rollo democrático que tenemos instalado en la sociedad, y se me ocurrió lo siguiente: Que el gobierno debieran ser voluntarios jubilados. Esto tiene su razón de ser, puesto que los mayores son los que tienen más experiencia de la vida y de su profesión, seguramente tengan hijos y nietos, y lógicamente tomarán decisiones valiosas que vayan en la dirección de procurar un país más favorable para que todos podamos vivir mejor. Al ser jubilados ya tienen sus ingresos, por eso se pueden postular como voluntarios. Por esa misma razón, al no tener obligaciones laborales, pueden emplear buena parte de su tiempo para proponer ideas o mejoras con las que gestionarnos. Propuestas que los ciudadanos tendríamos que aprobar o rechazar mediante alguna forma de intervención inmediata en la gestión.
Es solo eso, no hay más, que los mayores con capacidades mentales adecuadas, y siendo conocedores o expertos de ciertos sectores, puedan aportar parte de su sabiduría y experiencia para el bien de la gente y del país. Desde la antigüedad, en las tribus se ha tenido muy en cuenta la dirección de los ancianos, por esas mismas razones que expongo, por su sabiduría y experiencia en la vida. Ahora sería similar, porque son ellos los que pueden aportar prudencia, conocimiento, profesionalidad y sentido común. De hacerlo así, no nos harían falta los 350 Diputados, y tampoco los 265 Senadores, eso por el momento. No nos harían falta ni se subvencionarían más los partidos políticos. No se tienen que dar puestos a dedo a militantes de los partidos, a sus familiares y a sus amigos, y ya veríamos si el sentido común de los mayores deciden proponer algo para adelgazar la Administración Pública, un apartado tan necesario puesto que sabemos que hay cantidad de zánganos y zánganas revoleteando y charlando, que no, trabajando. Quizás habría que dar una vuelta al tema del funcionariado, no es justo hoy en día que haya personas que consiguen una plaza de por vida, y sabiéndolo, se tire al palo, como les pasa a muchos y muchas. Hay demasiado por hacer, mientras que los políticos actuales, parásitos por otro lado, se dedican a pelear toda la legislatura con los adversarios, con el único fin para el que están en política, captar más votos que los demás para perpetuarse en el poder y enriquecerse.
Ahí dejo para la posteridad otra de mis ocurrencias o reflexiones, para que no se diga nunca, cuando falte, que no me preocupé por buscar salidas al laberinto donde nos tienen metido. Es una ratonera con trampas, en la que nos tienen retenido, en contra de nuestra voluntad, para hacer cumplir la voluntad de los que dirigen, pero eso sí, con nuestro dinero, con nuestro esfuerzo, con nuestro valioso e irrepetible tiempo. Robándonos de todo eso, mientras ellos viven como marajás al servicio del puro capital, arrodillados ante todos los que lo representan, descuidando el bienestar de sus gobernados y su país, en beneficio de los intereses de aquellos que les mandan desde la sombra.
Seguiremos...
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