Imagen: www.juntadeandalucia.es
He decidido compartir escuetamente cada domingo la ruta que hayamos realizado el día anterior, solemos montar en motos los sábados. No es de interés general, pero quiero hacer participes a todos aquellos que les gusten las motos y facilitarles trazados que vamos haciendo cada semana, y no tengan que marearse mucho la cabeza. En esta ocasión salimos de nuestra Urbanización, término medio entre Sevilla y Carmona, tomamos la Nacional IV, creo que ahora le llaman A4 o Autovía del Sur. Llegando a la altura de Carmona tomamos la desviación hacia Lora del Río, nos alejamos de las carreteras principales, que es lo que más nos gusta a mi compañero de ruta, Antonio, y a mí. Dejamos Lora del Río y tomamos dirección a Constantina para acceder después a la famosa carretera de las casi cuatrocientas curvas, que une Constantina con Las Navas de la Concepción, aunque es cierto que mi compañero motero dice llegó a contar 410 curvas. Desde ahí, y siguiendo con curvas, pues toda la ruta transita por la Sierra Norte de Sevilla hasta pasar al término de Córdoba, siguiendo por San Calixto, dirigiéndonos a Hornachuelos, de ahí a La Puebla de los Infantes, buscamos Lora del Río ya de vuelta y Carmona, para alcanzar de nuevo nuestro destino de vuelta, que no es otro que la Urbanización en la que vivimos tanto Antonio, mi compañero de rutas, y un servidor.
Es una ruta totalmente recomendable, el firme al 90 % es excepcional, la belleza de la sierra en este momento del año, tras unas lluvias y la humedad de las noches es un manto verde que alfombra todo lo que alcanza la vista, el llano y el monte está verde, hay gran frondosidad de alcornoques y encinas, salpicados por manchas de eucaliptos. Abunda la ganadería de cerdos y bovinos, reses de tonos marrones, supongo que para carne, lamentablemente, pero esa es mi opinión personal que no consumo animales muertos. El silencio es la tónica general en todo el viaje, también la soledad, el tráfico es escaso por toda la ruta, si es cierto que nos cruzamos con un vehículo muy corriente por esa zona, suponemos que debido a las labores que realizan, enfocadas a la ganadería y la caza. Hablo de vehículos Ford y Toyotas modelos Pick up, y en muchas ocasiones los perros de caza los llevan sueltos en la batea descapotable trasera. A mí me parece un peligro, principalmente para los animales, y en segundo lugar para los demás conductores, pues en alguna curva o frenada inesperada, o tomada indebidamente, pueden salir despedidos de ese lugar del vehículo que nadie ha previsto sea para tal uso. Tengo que llamar la atención hacia los pocos locos que surcan las carreteras, pues este día no podía ser una excepción. Nos cruzamos con un par de coches conducidos a una velocidad inusual e impropia para el tipo de carreteras, estrechas y con muchas curvas que tomaron invadiendo parte de nuestro espacio de circulación, sorprendiéndonos y alertándonos. También un camión blanco que llegaba a ocupar su carril y buena parte del nuestro nos sorprendió entre dos curvas y nos puso en un cierto aprieto, por lo demás fue una gozada de ruta, un día magnifico, soleado, frío pero no en exceso, un descanso en una plaza de Las Navas de la Concepción, con unos bancos al sol donde ingerimos el tentempié que solemos llevar con nosotros para tomar en medio de la ruta. Preferimos hacerlo así, pues nos paramos donde mejor nos parece y sin bullicio, solo la melodía del canario que estaba en una jaula en una ventana de una casa que lindaba con la plaza, amenizaba nuestra ingesta.
Felizmente de vuelta en casa, habíamos salido sobre las doce menos cuarto de la mañana y a las cinco, cinco y cuarto de la tarde, holgadamente y sin prisas ya estábamos en nuestros hogares... ¡Qué más podemos pedir a la vida! Gracias amigo Antonio por preparar rutas tan hermosas, tan divertidas y ajustadas a nuestras pretensiones. Gracias por cabalgar juntos a lomos de nuestras dos ruedas.
Seguiremos...
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