Como a estas
alturas de la película debemos saber que la colaboración enriquece y que la
riña solo consigue separar y gastar energías, vamos a dejarnos de clasificarnos
e identificarnos con tales siglas o tales colores y vamos todos a arrimar el
hombro. Vamos a funcionar desde la sola figura del ciudadano, somos ciudadano
de este mundo o de este país y necesitamos obrar desde la bondad y la
generosidad de entregarnos a los demás o a una causa para el bien de todos. Si
no crees que puedas trabajar desde ahí, mejor quédate en casa, aprovecha el
bien que otros van a procurar también para ti y los tuyos, pero no te
involucres para retrasar, para poner pegas, para desanimar o para sacar un
botín para ti. Mejor quédate en tu casa.
Cuánto nos va
a costar darnos cuenta de que las personas tenemos la posibilidad de ser
diferentes y de crear un mundo diferente. Ya se que hay personas que tienen un
objetivo muy distinto y que se levantan todas las mañanas para empeorar la
situación mundial, ya se, son fabricantes de armas que la venden a cualquiera
que venga y le pague dinero aunque venga manchado de sangre. A ciertos
individuos, que son como malas víboras, les da lo mismo, tienen una visión
bastante más corta que la de las miras de las armas que suministran. A ellos
les interesa el negocio, solo viven para el negocio, para enriquecerse aunque
sean responsables subsidiarios de las muertes de muchos inocentes.
Otros se
dedican a las drogas, otros al fanatismo religioso, a la explotación de seres
humanos, al empobrecimiento sistemático de su pueblo y otros muchos se levantan
con el único objetivo de celebrar negocios oscuros a espaldas de los que le
pagan, con remotas repercusiones de no se sabe qué alcance puedan llegar a
tener. Todos los enmarcados en cualquiera de estas inmorales actividades son
unos insensatos y unos inconscientes, hacen un daño irreparable a muchas
familias y en muchos países.
Estas gentes
tienen que quedar apartadas, arrinconadas, no deben tener cabida en el nuevo
orden mundial que vemos es más necesario que nunca. Hay demasiada violencia,
demasiada separación y demasiado odio; así no vamos a ningún sitio digno para
la humanidad. Hay que reaccionar, los ciudadanos debemos trabajar para que el
orden mundial sea producto de un despertar mental diferente. Las personas
tienen que hacer uso de sus capacidades internas para alcanzar la solidaridad y
la conciencia, que hace falta para hacer el bien y dejar a un lado a todos esos
maleantes a los que las vidas de los demás no les merece, al parecer, nada de
nada. Los cimientos de una nueva sociedad está en nuestras manos hacerlos para
que se levante una estructura diferente a la actual, donde no rivalicemos por
siglas o colores ni por intereses partidistas o particulares, y nos sea mucho
más fácil ponernos de acuerdo para luchar por el bien de todos. No hay otra.
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