Este escrito
es para los amantes del claxon, para los nerviosos del volante, para aquellos
que no tienen paciencia con los demás, para los que deben de tener todas las
prisas, para los que incordian a los demás con el manejo repetitivo del claxon
de sus coches. Son personas que se irritan con suma facilidad cuando van al
volante y no toleran las maniobras de los demás, tienen que protestar desde su
posición de conductor y no encontraron mejor forma de canalizar su enojo, que
pulsando insistentemente contra el lugar indicado con el símbolo de la bocina.
Creo que nadie
se ha salvado del impaciente que ve como se pone en verde la luz del semáforo,
y de seguida ya está reclamando que te pongas en marcha. Si no ha pasado ni un
segundo y ya estás embragando para engranar la primera marcha, pero si estás
haciendo lo que se debe para empezar a rodar, y … el claxon del que tienes
atrás, que protesta por lo que el considera es lentitud. Seguro que el estuvo
detenido en el semáforo con la marcha engranada, no le dio descanso al embrague
y ahora quiere salir como un cohete, pero eso si, molestando al de delante,
reclamando el espacio y deseando que se quite de su vista. Cree que la
carretera es suya, que su tiempo es más valioso y que debe estar perdiendo unos
segundos vitales. Pues está de lo más equivocado que se puede estar, esta misma
actitud la transpolan a otras escenas y circunstancias de sus vidas y,
seguramente, no vivirán ninguna situación reposadamente.
Seguro que
otros habrán tenido o tienen un vecino que acostumbra a hablar con el claxon.
Cuando llega a la puerta de la casa suele indicar a la familia que ya ha
llegado o es el típico que le dice a la familia: “cuando llegue tocaré el claxon
para que te des prisa y nos vamos, así no me bajo del coche”. Otros avisan para
sujeten a los perros porque quieren meter el coche y claro, como no suelen dar
respuestas desde dentro, suelen pitar y pitar, una y dos y tres, y …. muchas
más. Ellos hacen lo que creen deben hacer, ignorando por completo a sus
vecinos, y muchas de las veces, también ignoran el reloj, pasan olímpicamente
de la hora, si es demasiado temprano, si es festivo, si es muy tarde, les da lo
mismo porque no tienen conciencia del resto del mundo, son ellos, su asunto y
su gente, el resto no existimos.
A veces no hay
más remedio que usar el claxon porque hay que avisar a otros conductores de
algo, una situación de distracción que puede originar un accidente, una puerta
abierta, una rueda pinchada, alguna de estas situaciones tan corrientes del día
a día. En estos casos se hace una pitada suave y rápida, no existe ninguna
intención de molestar sino de apercibir a la otra persona de aquello que hemos
apreciado.
Además, el
claxon viene con el coche y usted es libre de usarlo cuando le venga en ganas,
no soy yo quien le voy a decir como hacerlo, pero va por todos, la próxima vez
que vayamos a emplearlo, recapacitemos unos instantes y pensemos en los demás.
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