El Mediterráneo
se está convirtiendo en la fosa común de miles de inmigrantes, de esas personas
que un día soñaron con alcanzar una vida mejor, que sin embargo se tornó en su
última travesía. Hablan de las mafias que les venden los pasajes de la muerte,
en una embarcación en mal estado donde viajan hacinados y a precios muy
elevados, pero poco o nada hablan de las condiciones que se están dando en sus
países de procedencia para que esas personas opten por jugarse la vida.
En esos países
se están dando condiciones de pobreza extrema, o bien se están desarrollando
guerras interminables, puede que se haya desarrollado un radicalismo terrorista
incompatible con la vida y en muchos otros la falta absoluta de libertad
impuesta por el dictador de turno; todas estas pueden ser las causas
propiciatorias de la desbandada de personas que desean asentarse lejos de sus
tierras de origen.
Lo que hay que
erradicar son esas circunstancias injustas y terroríficas, que como dije antes,
son incompatibles con la vida y la libertad de las personas. En segundo lugar,
la riqueza de esos países se debe redistribuir de una manera más equitativa
para que llegue a alcanzar en su justa medida al resto de la población y deje
de estar en manos de una familia, generalmente, la que gobierna de forma
dictatorial en esos países desde hace décadas. Se ha de crear riqueza mediante
el trabajo y la industrialización, para que todos los ciudadanos de esos
territorios tengan futuro allá donde viven y no tengan necesidad de buscarlo
lejos de sus tierras, donde nacieron y donde crecieron.
Las
Instituciones mundiales poco hacen a favor de resolver estos conflictos, no
quieren enemistarse con los líderes de aquellos países, porque seguramente son
buenos clientes de algunos de sus productos exportados, probablemente armas.
También ocurre lo opuesto, es decir, que somos buenos clientes de ellos, de su
gas o de su petróleo, etc., y tememos que nos dejen de suministrar. O sea, que
si las Instituciones que tendrían que estar para obligar a los dictadores a
cambiar el rumbo o para obligar a destituirlo, hacen un abuso de diplomacia
comercial, las cosas se quedan como están y los ciudadanos siguen jodidos.
Ellos hacen sus negocios, unos se enriquecen mientras los otros obtienen lo que
quieren, al mismo tiempo que, como casi siempre, a la población no hay quien le
escuche ni quien atienda y solucione sus necesidades. Ante tal desesperación e
injusticia solo les queda pagar para hacer el que puede ser el último viaje de
sus vidas.
Los países del
primer mundo bajan las cifras del paro, hartando a la gente hasta el punto de
que dejan de seguir apuntados a las listas de desempleados y creando miles de
mini trabajos de mierda que no solucionan nada, y los países del tercer mundo
lo solucionan descuidando sus fronteras, dejando pasar la mano para que actúen
esas mafias y reduciendo su población trágicamente por el hambre, las guerras,
el terrorismo o los viajes en pateras.
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