Para los que
me hayan leído en otras ocasiones y puedan pensar que les tengo tirria al PP,
al PSOE o a cualquier otro partido, les digo que las siglas no es lo que yo
voto o lo que sigo, como parece que si le está sucediendo a cantidad de
personas. De lo contrario en Andalucía PSOE no hubiera salido, debería estar a
la cola.
Yo no tengo
nada contra las siglas sino contra los que se adueñan de ellas para marcar una
cierta trayectoria e imponer unas políticas restrictivas para el ciudadano. Yo
podría ser del PP, del PSOE, de UP y D, o de cualquier otro partido, mejor
dicho le podría dar mi apoyo a cualquiera de ellos, no me preocupan las siglas,
me preocupan las gentes que las representan y sobre todo lo que dicen y lo que
hacen.
Hay un
problema añadido y es que los que van llegando arriba, vienen mamando desde
abajo, desde las juventudes, los argumentos acertados o no de un partido, o
sea, que vienen ya con el enjuague de cerebro ya realizado y me apena ver gente
que repite como un papagayo la doctrina impuesta y se dedica a defender los
casos imposibles, sin mostrar carácter alguno para hacer autocritica. Además es
fácil ver lo que digo, solo hay que dar rienda suelta para que repitan, casi
con las mismas palabras, los mismos argumentos imposibles o inverosímiles.
Claro, después algunos jueces valientes demuestran que no es así y son
expulsados de la carrera judicial, esto es lo que sucede cuando alguien se mete
en contra mano con un gobierno totalitario.
Tenemos
partidos en España que solo tienen arreglo si desaparecen los que llevan
treinta años “perdiendo” dinero con la política, “con un gran afán de
servidores públicos” y permiten que sus partidos sean controlados por gente
nueva, que no se sometan a los dictados de los bancos, de los empresarios del
IBEX-35 y de los estamentos de poder monetarios ajenos a nuestro país, y
realicen un programa acorde con las verdaderas necesidades de la gente, de los
ciudadanos, que no nos sigan marginando como hasta ahora. Eso si, para
aplicarlo, no solo para venderlo en las campañas electorales.
Las siglas no
me dicen nada, voto a quienes me convencen con su mensaje, a los que se mezclan
más con los ciudadanos no solo en las
campañas electorales, que visitan mercados, plazas y barrios; hacen falta
políticos que trabajen en la calle, que hablen con los ciudadanos, que tengan
sueldos modestos como el resto de la población y no como dicen muchos: “tienen
que ganar en función de la responsabilidad del cargo”; yo digo: Qué
responsabilidad, si como estamos viendo, aquí nadie asume responsabilidades
políticas de lo que hacen. Si no hay forma de echarlos, no hay mecanismos que
puedan con el sistema blindado de privilegios, si no hay forma de saltarse el
aforamiento que les lleva directamente a ser juzgados por los jueces que ellos
han nombrado a dedo.
Voto ideas,
propuestas, no voto con romanticismo, colores o siglas, y por supuesto voto sin
miedo.
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