Todos los
partidos políticos reclaman el cambio, sin darse cuenta de que lo mejor que
pueden hacer es cambiarse a sí mismos. Si cada persona de las que integra un
grupo de esos no se transforma, la visión que tiene y el pensamiento serán los
mismos, no se habrá movido ni un centímetro de donde estaba. Para luchar por
algo diferente hay que sentir y pensar diferente, y eso solo es posible cuando
alguien comienza a ser alguien distinto. Es un cambio de dentro hacia fuera,
pero no solo es útil en el político sino que lo es en cada uno de nosotros. En
estos tiempos se le exige mucho al terreno político, por los continuos atascos
que padecen, pero ese exigir a lo político se queda en lo abstracto, si vamos a
lo concreto se verá que el cambio demandado es siempre la trasformación de las
personas que protagonizan la vida política del país.
¿Cuántos de
ellos se estará exigiendo, de un modo consciente, esa transformación?, he ahí
el problema o el centro de la cuestión. Muchos de ellos están viviendo una vida
de protagonistas televisivos y radiofónicos que ni habían soñado, y el ego les
va creciendo hasta tal punto que pierden el contacto con el suelo, se van
creyendo seres diferentes y comienzan, muchos de ellos, a mirar a los demás por
encima del hombro. Entran en la burbuja elitista y se van olvidando de los
problemas de la gente corriente. Tienen buenos sueldos, viven bien y pierden el
contacto con el pueblo y la realidad del día al día en el seno de muchas
familias españolas.
La persona
tiene que ir a lo sencillo y eficaz, tiene que dejar de complicarse la vida a
sí mismo y a los demás. Ya son demasiadas las circunstancias fuera de nuestro
control, como para buscarnos más conflictos gratuitos. Vamos a aprender a
sortear todos los acontecimientos cotidianos y vamos a integrar a los demás,
hasta respetarlos, por lo menos, al mismo nivel que nos respetamos nosotros
mismos o a los nuestros. Porque este “nuestros” tiene que comenzar a incluir a
todos los seres vivos, sean cuales sean sus religiones, culturas, costumbres, ideologías
o color de su piel. Todos somos la humanidad, y todos nos merecemos vivir bien
y ser felices. Por eso, debemos ayudarnos para conseguir que todos alcancemos
el objetivo que perseguimos de un modo u otro.
Para tener una
visión así, amplia, hay que interesarse por crecer interiormente, o espiritualmente
si lo quieres, ya sabes a qué me refiero. Es prestar un poco de atención al
interior, a nuestros sentimientos y pensamientos, es confiar en nosotros y en
nuestra intuición, es amar a los demás, es modelar nuestras vidas para ir
puliendo asperezas que nos dañan y hacen daño a los demás. Es aprender de cada
situación, de cada persona con la que nos relacionemos, es estar atentos o
atentas. Es tener el valor de cambiar para mejor, para ser mejor cada día y
sentirnos bien. Es ser feliz con cada cosa que hagamos y procurar que todos
aquellos que estén con nosotros también lo sean.
¿Para qué
discutir, si se puede dialogar?, ¿ves?, esto es de lo que se trata, ¿cómo me lo
voy a quedar todo para mí, si hay otras personas que también necesitan un
poco?, es tornarse en generosidad y bondad. Hay que respetar a los demás y,
entre todos, hacer de este mundo un lugar fabuloso para vivir. Ama a todos sin
esperar nada a cambio, y recibirás una gran recompensa: la paz interior.