Me gustaría
saber que todo lo que como es saludable, pero es imposible, ¿por qué lo digo?,
no por mi elección actual que es muy selectiva, sino porque hay un tratamiento
de los cultivos que queda fuera de mi alcance. Cantidad de empresas poderosas
imponen el tratamiento, de los campos en producción, con fabricados propios,
que son bastante peligrosos para la salud.
No vale
tampoco decir: “como ya eso es inevitable, no me voy a preocupar, y comeré de
todo”, porque en ese todo vamos a seguir añadiendo basura: antibióticos,
hormonas del crecimiento, anabolizantes, otros muchos químicos añadidos en la
alimentación de los animales de granja o corral, o inyectados en sus cuerpos.
Químicos, que junto a los aditivos que la industria añade a las carnes envasadas
y tratadas, van a parar, una vez más, a nuestra alimentación. Siendo ingeridos
con el correspondiente peligro de poder adquirir una enfermedad seria.
La industria
alimenticia es demasiado poderosa, por lo que somete a los gobernantes y
asociaciones, para que no legislen o se manifiesten en su contra. Como
contraprestación, abonan congresos (retiros vacacionales) a las personas sobre
las que recaen responsabilidades relacionadas con la salud o la crítica
informativa. De este modo compran su silencio, para que sus industrias sigan
inundando las estanterías de los centros comerciales, copando los espacios
publicitarios en los medios, y no se tengan que ver en la tesitura de dar
explicaciones acerca de los añadidos artificiales, que se encuentran en todos sus
productos.
Todo es una
cadena para el consumo de la comida basura que nos ofrecen cada día y, que
muchos, comen diariamente. Deberíamos sacar de nuestras dietas, hasta que no
tuviéramos una certeza saludable mejor, y no proveniente de los estudios pagados
y comisionados por la industria alimenticia, todos los productos que incluyan azúcar, harinas refinadas (no integrales), ¡cuidado!, en los envases suelen
indicar: harina de trigo, salvado; quiere decir que se ha elaborado con harina
de trigo refinada a la que se le añade el salvado (la cáscara del grano). Que
tenga añadido el salvado nos beneficia para ir al baño, pero el daño de la
harina refinada y el gluten, siguen ahí. Debemos rechazar todos los productos
en cuyas etiquetas indiquen que llevan grasas
saturadas (carnes, embutidos, leche, derivados lácteos, aceite de coco o
palma), relacionados, directamente, con el aumento del colesterol malo. Muy
peligrosas para nuestra salud son las grasas
trans, también conocidas como grasas
hidrogenadas, que se forman en el proceso de transformación industrial de
los alimentos, siendo muy perjudiciales para nuestras coronarias y nuestro
corazón.
Haciendo un
consumo moderado, hay grasas beneficiosas en los alimentos como las insaturadas, que se encuentran en el
aceite de oliva, maíz o girasol, también en frutos secos como nueces o
almendras, y en semillas como: sésamo o lino. En esta misma línea de grasas
saludables, encontraremos las poliinsaturadas,
más conocidas como Omega 3 y Omega 6 de los pescados azules y grasos, o en las
nueces y en la soja, entre otros.
Como norma, lo
lógico sería consumir productos frescos, no procesados, no enlatados o
envasados, modificados, precocinados, etc. Principalmente, deberíamos ingerir
más verduras, frutas, legumbres y frutos secos (almendras y nueces). Las carnes
nos trasladan todos los químicos que los animales han ingerido durante su vida,
además de los que los animales fabrican por miedo, estrés y sufrimiento en el
momento del asesinato de los mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario