Todo el foco
de atención está puesto en el juego político: “Me voy a presentar a la
investidura”, “quiero gobernar España”, “me presentaré si tengo los apoyos
suficientes”… “voy a pedir la semana de reflexión”. En el fondo está deseando mandarlo
todo a hacer puñetas e irse de vacaciones, y para cubrirle las espaldas se
arranca la vicepresidenta, haciendo una aportación de miedo electoralista, por
si acaso vamos a por la tercera, “si no hay Gobierno pronto, corren peligro las
pensiones y las comunidades autónomas tendrán que recortar más porque no se
podrán negociar los próximos presupuestos, que según ella, se deberían aprobar
en Septiembre”. Miedo, mucho miedo, más miedo, reparto a discreción de pánico
para que entre bien en las casas, y los mayores les voten a ellos, a los
adalides de la transparencia y la decencia, ¡jajaja! Lo peor es que en las
últimas pasó algo parecido, pero parece que casi ocho millones de personas no
se enteraron de nada.
La
cancioncilla de todos los de la gaviota es la misma, aunque unos la entonan un
poco mejor que otros, no siendo así los compases vociferados por Montoro. Suenan
peor cuando lo hace este personaje siniestro y socarrón de la política
española, pero la letra es la misma, es la que se han aprendido todos, el miedo
a que los pensionistas dejen de cobrar sus pensiones cuando finalice el año que
viene, lo chungo que se van a poner las cosas en las comunidades si no hay
Gobierno para confeccionar los presupuestos y la amenaza de Guindos con lo de
la jodida sanción de la UE, todo un juego de artificio para que encajemos con
normalidad los diez mil millones de recortes. Además, con toda esta
representación teatral terrorífica, tratan de asegurarse más votos de miedosos
en las posibles terceras elecciones, que aunque nadie parece quererlas, esta
gente comienza con la campaña.
Los recortes
que comiencen a aplicárselos ellos, no consintamos ni una más de esta gentuza
manipuladora, embustera y saqueadora. Los cuatro últimos años nos han dejado en
pelotas picadas. Los millones de euros han volado de las arcas y también de la
hucha de las pensiones. No han sabido administrar y, mucho menos, redistribuir
el bienestar y la riqueza. No han cumplido los objetivos con la UE, a pesar de
haber gobernado prepotentemente sin atender propuestas de nadie. Les han dado
los dineros de la gente, de la sanidad y de la educación, a los bancos. Han
permitido que la corrupción se expanda por toda la geografía española y parte
del extranjero. Han puesto muchos palos en las ruedas de la justicia. Han sido
un claro ejemplo de lo que no es deseable ni beneficioso para la ciudadanía.
Por tanto, no aceptamos sus remedios caseros, porque son falsos, no curan sino
que dejan a gentes sin trabajos y tirados en la calle.
Lo único que
puede hacer cambiar a este país es la remodelación total de la legislación, la
revisión exhaustiva de las leyes para evitar las lagunas y las malas
interpretaciones que dan lugar a la delincuencia de guante blanco y a la
impunidad. Pero sobretodo, hace falta que la ciudadanía se convierta en un
conjunto de personas que caminen a la vez, convencidas de que el poder de la
ciudadanía es el número de personas dispuestas a actuar en un sentido acordado
por los ciudadanos, dentro de la ley cuando esta es justa y se corresponde con
lo que el pueblo quiere. Fuera de la ley cuando la ley es injusta o contraria a
los intereses de las personas. Un país ha de ser lo que sus ciudadanos quieren
que sea, no lo que decide una minoría “endiosada” que ha de ser el país. Y eso
está sucediendo en estos momentos, unos pocos se han adueñados de las leyes, la
modifican a su antojo, mantienen aquellas obsoletas si a ellos les benefician,
y se atreven a decirnos cómo debemos vivir, qué podemos hacer, o mejor dicho,
qué permiten que hagamos. ¡Esto está llegando un poco lejos!
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