Todos los
problemas, sean cuales sean, cuando vas a la raíz siempre te encuentras con la
misma deficiencia: “Crecimiento interior deficiente”. El mundo olvida el
trabajo interior, que es el que acrecienta nuestra conciencia y, por ende, el que
da cabida a los demás, la comprensión de los problemas de los otros, el amor y
el respeto hacia los demás, etc., pero cuando se atiende ese mundo interior se
hace imposible dañar a otras personas, al menos jamás se hará conscientemente.
El mundo
actual, donde muchos actúan: “Todo para mí”, sin importar la situación del
prójimo, muestra un egoísmo desmedido que arruina la armonía social en todos
los sentidos. El hombre deja de serlo para convertirse en una fiera, en una
bestia depravada que arrasa con todo, destruyendo el concepto de inteligencia
como especie y el de humanidad como grupo. Aplíquenlo a toda la miseria que
muestra cualquier sociedad implantada en el Planeta, pronto encontrarán que la
principal razón de que tal ruina o pobreza humana exista, tiene su razón de ser
en la absoluta ignorancia de algunas personas. Cuando se crece interiormente se
siente a la gente, importa lo que le sucede a los demás, se ama a los otros,
quiere uno para ellos lo que desea para uno mismo, y así es imposible llevar a
cabo acciones contrarias a la vida, a la igualdad de derechos, o al deseo de
que la riqueza (no solo material) alcance a todos por igual.
En el momento
en que nos encontramos algunos es impensable, siquiera, que se sucedan actos
como los de Paris, Niza, Madrid o Munich. Es imposible que se sigan gastando
millones de dólares y euros en armamento para lanzarlo contra otras personas
que piensan de un modo diferente. De ningún modo se le quitaría la vida a
nadie, porque uno mismo no se encuentra con el derecho a hacerlo, sino más
bien, se encuentra uno con el derecho de amarles. Comprendo que esto puede
llegar a costarle a algunos, un poco, entender que se puedan tener estos
sentimientos hacia los demás, pero se llega a alcanzar y por eso lo repito, lo
escribo porque es lo que sale de dentro de mí, es lo que siento, el mundo para
mí es así; aunque algunos no se hayan enterado de nada y vivan en la oscuridad
y el engaño más absolutos.
Levantarse
para devorar, para hacer daño, para asesinar, para apropiarse de lo que no es
suyo, para destruir, para engañar, etc., es estar en el polo opuesto de la vida,
es no haberse enterado de nada. La vida es otra cosa bien distinta, es
levantarse para ayudar, para colaborar, para sentirse útil, para amar, para
mirar a otro y sonreírle, para sentir un deseo irrefrenable de abrazarle, para
caminar y tender la mano a los que se quedan rezagados. Vivir es estar libre de
temores, caminar abiertos y disponibles, ser conscientes de nuestros pasos,
tratar de hacer las cosas lo mejor que podamos, transmitir felicidad y alegría,
dar ánimos a los que puedan necesitarlo, en definitiva, es algo mucho más
hermoso, es ser la vida y fluir con ella.
Si cada uno de
los habitantes del Planeta lo llegara a comprender, ya se pueden imaginar el
cambio que se produciría en el mundo. Si ven esto, es que ya comprendieron cuál
es la raíz de los problemas que asolan a la humanidad. Procura que tu mundo interior
despierte, sal del adormecimiento, practica alguna disciplina que te ayude a
ponerte en marcha de nuevo. Atiende a tu mundo interior, que es el que te dará
la felicidad y la plenitud que tanto añoras. Brota de tu interior aunque hasta
ahora creyeras que solo te sentías feliz cuando disfrutabas de algo nuevo o las
cosas salían como tú deseabas. Esos momentos son válidos, pero yo te hablo de
algo aún mayor que ya lo eres, pero que no has atendido lo suficiente: la
fuente de donde brota el amor y la felicidad, que no dependen de nada exterior.
¡Búscala, está dentro de ti!
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