El gran juego
de la vida son las relaciones, tener que entendernos todos, cuando cada uno de
nosotros hemos recibido una programación diferente, hemos vivido situaciones
parecidas pero distintas, y cada uno tiene una genética, mayor o menor aguante,
etc. Esto es complicado, pero aún se complica más porque no dejamos que las
cosas sean como llegan sino que las manipulamos, además de tratar de
exculparnos nosotros y dejar que recaiga la culpabilidad sobre los otros. Creo
que esto es lo que hacen demasiadas personas en nuestra sociedad.
La valentía de
vivir es sinónima de dar la cara, ser responsable de lo que uno hace, no
esperar a que le reclamen sino que salga de uno y salde las cuentas pendientes.
No vale estar esperando a que se enfríen las cosas y se olviden, esto os sonará
a muchos de ustedes, porque en el círculo próximo de cada uno de nosotros hay
ejemplos más o menos recientes de gente que esconde la cabeza entre los
hombros, se encogen y dejan pasar el tiempo, esperando que el olvido y el paso
de los días haga lo que ellos deberían haber hecho.
Hay gente que
embauca a otros y te prometen responder ellos cuando la cosa se desvía de lo
que te están prometiendo, sin embargo, olvidan rápido, se quedan con tu dinero
y nunca te lo devuelven. En estos días lo he tenido próximo y no he tenido la
valentía de reclamarlo, porque entiendo que además de justificarme cuando digo
lo que estoy diciendo, es obligación de él responder sin que nadie tenga que ir
a ponerle la cara colorada. Cuando se es diferente de estos que actúan con
falsedad y engaño, cuesta tener que estar corrigiendo o reprendiendo a adultos
de apariencia, supuesta gente respetable que saben en el fondo que te deben
algo que te prometieron, y tienen que estar junto a ti de lado, porque se temen
que se lo eches en cara en cualquier instante.
Fue locuaz
cuando vino a convencernos, y ha sido escurridizo cuando ha tratado de driblar
el asunto pendiente. Queda algo, queda bastante cuando estoy escribiendo lo que
escribo, pero eres tú el que viniste ofreciendo y prometiendo, lo que no salió
y lo que sabes incumpliste. Te reclamaron hace algún tiempo y les diste largas,
algo que nunca esperaba de ti, es eso lo que más me duele, que no teniendo
confiamos en ti, hicimos el esfuerzo y te quedaste con nuestro dinero.
Si cae en tus
manos, cuando lo leas sabrás que tú eres el personaje central de este escrito,
el artista del circo, el genio de las piruetas y los tirabuzones, el acróbata
que supiste hacernos el autopase. Estoy dolido contigo, porque yo nunca te lo
hubiera hecho a ti y te lo digo sinceramente, lo sé, porque tal comportamiento
no entra dentro de mi persona, mis principios no lo hacen posible, menos aún
tiene cabida hacerlo a un amigo, aunque digo que no se lo podría hacer a nadie,
mi ética me lo impide.
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