En el fondo, que nos envenenen
con lo que comemos no es más que un favor comercial que los Estados les hacen a
ciertas multinacionales de la alimentación, aprovechado por los pequeños
empresarios, también, para adulterar y envenenar los campos, los frutos, las
hortalizas, las carnes, las bebidas, etc. ¿Es lógico comer alimentos
adulterados con compuestos químicos no naturales para que sean digeridos por
nuestro organismo?, ¿es importante añadir mierda y grasas peligrosas para
nuestra salud porque hay que asegurar que los productos pueden permanecer en
las estanterías varios meses? Todo lo que hacen los industriales es buscar la
forma de que sus productos se puedan fabricar, envolver, transportar y
permanecer durante un tiempo en las estanterías para poder vender cantidades
mayores; pues si los productos no pudieran conservarse en buenas condiciones
periodos largos de tiempo, ¿creen ustedes que los comercios iban a comprar
camiones de productos?, no, indudablemente no lo harían, pensarían: que se les
estropee al fabricante no a nosotros; comprarían cantidades más ajustadas a la
rotación real de los productos, lo que significa que los precios podrían ser
algo más elevado y los beneficios menores.
Los millones de hectáreas que
cada día se abonan químicamente y los millones de litros de fitosanitarios que
se usan diariamente en el mundo para tratar de eludir a las plagas que atacan a
las cosechas, son absorbidas por las plantas, por las hojas, por los frutos, por
la raíces, por las ramas… ¿alguien sabe qué sucede con esas sustancias dentro
de las plantas y los árboles? Pero no queda el peligro ahí, que ya es gravísimo
por pasar a nuestra cadena alimenticia, sino que al dar tratamientos a los
millones de hectáreas en cultivo, se esparcen toneladas de productos que son
transportados por el aire y lo respiramos todos, también los animales. Con
frecuencia los insectos son rociados con insecticidas, llega un pajarillo y lo
engulle, otra ave mayor se come al pajarillo, un cazador mata a esa otra ave y
la echa a la cazuela creyendo que va a comer carne biológica… esas tenemos. Una
parte pequeña de la humanidad se está encargando de hacer negocios que llevan
consigo mismos, la enfermedad y la muerte.
Produce mucha rabia que lo que se
puede hacer bien a través de una legislación basada en la protección de los
seres vivos, especialmente, en los humanos, se rinda ante el poder monetario,
lo que equivale a que los políticos de todo el mundo se dejan comprar al tiempo
que eluden sus obligaciones hacia la ciudadanía. Si vas a comer tomate
enlatado, por qué has de ingerir acidulantes, azucares, modificantes del sabor,
espesantes, colorantes, conservadores (todos ellos representados por varios “E”).
Todos conocemos el sabor de los tomates, a nadie les va a sorprender, por qué
lo enmascaran, por qué tenemos que acompañar al tomate de todas esas porquerías
para regular no sé qué… solo queremos comer tomate. Esto sucede con casi todo
lo que encuentras en las estanterías de los supermercados e hipermercados, ¿no
hay nadie decente en los gobiernos que diga: ¡basta!? Usted por qué no puede
poner en las estanterías de un supermercado hachís, cocaína, heroína, etc., sé
que es un ejemplo muy extremo, porque hay una ley que prohíbe esas drogas por
ser malas para la salud del ser humano; por la misma regla de tres, ¿por qué no
hay una ley que prohíba vender alimentos adulterados, por ser perjudiciales
para la salud? Hay que preguntarse: cómo compran las multinacionales de la
alimentación, el tabaco y el alcohol a los gobiernos… evidentemente, untándoles
pasta que entrará por circuitos ajenos a la ciudadanía y, que es de esperar,
jamás va a parar a mejorar los servicios públicos ni a mejorar la vida de la
gente. Esto es el infierno donde muchos empresarios y gobernantes, tienen
cuernos, rabo y portan un tridente.
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