La moción de censura al
Presidente M. Rajoy salió adelante, comenzamos el segundo semestre del 2018 con
el PP en la oposición y pendientes de la formación del nuevo gobierno
socialista. Desconocemos el alcance de los acuerdos o exigencias del conjunto
de grupos que han apoyado la moción, no sabemos si tendrá alguna incidencia en
la formación de ese nuevo gobierno, lo que si suponemos es la necesidad de la
continuidad de su apoyo para poder gobernar, puesto que el PSOE está en clara
minoría con sus 84 diputados en la Cámara. Por tanto, tiene que hacer guiños
desde ahora a esos partidos o le abandonarán más temprano que tarde, en el caso
de que el nuevo gobierno no incluya a ningún no socialista. No tengo claro con
qué fuerza o poder cuenta para ejercer frente a la mayoría popular en el Senado
que, desde luego, no le va a poner las cosas fáciles a Pedro; todo dependerá de
la rabieta y de las ganas de venganza que alberguen los populares.
Lo cierto es que M. Rajoy tiene
que, por lo pronto, salir de la Moncloa, así que este fin de semana tiene que
haber jaleo y arrastres de muebles; la familia Rajoy debe estar empaquetando
las cosas suyas que se deba llevar a su casa. Se abre la puerta de la esperanza
y de la incertidumbre, como siempre que se produce un cambio; espero que sea
para el bien de la ciudadanía española, que sirva para normalizar la vida democrática
y para ello se han de derogar ciertas leyes que nos han fastidiado, empobrecido
y atemorizado. Hay que hacer demasiadas cosas y no sé si este nuevo ejecutivo
tendrá tiempo suficiente para que sus acciones se dejen ver… necesitamos el
cambio, pero el cambio de verdad y este pasa por una nueva forma de actuar en
las Instituciones, de una honestidad hasta ahora no vista y de unas leyes que
taponen las grietas y los salvoconductos, que a propósito están para asegurar
la impunidad de ciertos delincuentes de guante blanco. ¿Dónde están los
políticos que sean capaces de legislar, con todo el rigor, contra sus posibles
actos delictivos?
Los presos políticos catalanes
han de ser indultados, no se puede condenar a nadie por tener ideas que se
plasman en un programa electoral y de ello resulte, con ley electoral injusta o
no injusta, una mayoría que va en un sentido y que el deber del político que se
presenta y es votado con ese programa, lo que tiene que hacer es cumplir con el
mandato dado por la ciudadanía catalana, ¿no es eso hacer democracia? No hay
que aferrarse a que quisieron romper España, ¿la rompieron?, ¿se condena a
alguien que quiera robar un banco, pero no lo robe? Para empezar a normalizar
España hay que dejar libres a esas personas, hay que indultarlas y,
seguidamente, hay que crear ese proyecto de España que nos ilusione a todos:
vascos, catalanes, gallegos, andaluces, madrileños, valencianos, etc., a todos
los españoles y españolas. Pero para eso, los políticos se tienen que dejar de
robar y de ser una empresa de trabajo temporal, para colocar a cuantos más de
los suyos mejor, y trabajar con fuerza en una España industrializada, puntera
en formación, dando oportunidades a los más jóvenes para que puedan desarrollar
sus investigaciones, patentando avances científicos, mejorando las condiciones
de vida de todos y todas, ganando dinero todos, no solo los que ya son ricos,
los empresarios y los banqueros… ¡hay que cambiar el chip! Ha sido posible
echar a M. Rajoy que estaba aferrado al sillón y hace solo dos semanas se veía,
tras la aprobación de sus presupuestos, completando su legislatura, pero las
cosas son así y la corrupción generalizada de su partido le ha puesto de
patitas en la calle… ¡hala! ya tiene todo el tiempo para caminar a toda prisa
con ese paso, un tanto forzado, que le enseñaron a mostrar en público. Ya puede
pasarse todo el día metido en un restaurante empinando el codo, si lo desea, sin
hacer novillos en el trabajo… ¡viva el vino!
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