ME PREGUNTO

¡Perdone!, ¡por favor!, ¿le importaría…?, si no es mucha molestia; hace tiempo que la educación y los buenos modales andan desaparecidos. Ahora, cuando ya no nos soportamos más nos levantamos la voz, mientras tanto, largamos candela sin tener en cuenta si estamos quemando a los demás. ¿Se educa hoy?, me lo pregunto cuando salen basuras despedidas por las ventanas de los coches, cuando los chavales tiran los envases de las bebidas en el suelo y no las arrojan a los contenedores que están a escasos cuatro metros de donde están celebrando su fiesta particular. Me lo sigo preguntando cuando te vas a cruzar con una persona mayor y escupe en el suelo tres metros antes de estar a tu altura. Me lo pregunto cuando vas detrás de una persona que pasea a su perro y adquiere esa postura característica de defecar, lo ve, y sigue su paseo dejando el regalito (la mina anti persona) en medio de la acera, amenazando a los peatones que transiten esa calle. Me lo pregunto cuando veo en los arcenes de las carreteras, cerca de la salida o entrada de las urbanizaciones, bolsas de basuras que son lanzadas desde los coches en marcha. Me lo pregunto cuando veo a los camiones y furgonetas descargar cantidad de materiales inservibles en los caminos y las veredas, haciendo de ellos pequeños vertederos o estercoleros transitados por ratas y otras alimañas. Me lo pregunto cuando en las puertas de los edificios que suelen frecuentar muchas personas, la solería tiene cientos de pegotes negros o grises oscuros, por el paso del tiempo y la suciedad acumulada a los cientos de chicles que yacen en el acerado. Me lo pregunto cuando los conductores no atienden las luces rojas de los semáforos. Me lo pregunto cuando entrevistan a jóvenes que alardean de hacer fiestas o concentraciones en las que hay de todo menos agua, y se ven cubos llenos de bebidas alcohólicas en los que introducen cañas para aspirar el cóctel explosivo para el hígado. Me lo pregunto cuando alguien, a sabiendas, hace daño a otros. Me lo pregunto cada vez que la televisión difunde la noticia de un crimen machista. Me lo pregunto cuando un ladrón da un tirón del bolso a una señora y la arrastra por la vía pública. Me lo pregunto cuando hay individuos que invierten su vida en negocios oscuros, trafican con drogas y armas, o cuando no tienen ningún reparo en contratar sicarios para quitar de en medio a otras personas. Me lo pregunto cuando un político nos roba, nos miente y legisla en nuestra contra. Me pregunto: ¿quiénes somos?, ¿por qué actuamos de este modo?, me indigno, me cabreo y sigo dando vueltas al asunto porque estoy convencido que podemos hacer algo mejor. Creo que si nos lo proponemos somos capaces de crear una sociedad diferente… lo tenemos todo, de ahí mi insistencia. Creo que conocerme un poco y, solo soy uno más, sé lo que tenemos y lo que podemos, aun así me quedo súper corto… somos más de lo que creemos ser, podemos más si nos ponemos a ello. Esta sociedad ha perdido los papeles, ha errado la dirección, se ha confundido con los objetivos, nos han inculcado una falsa competitividad que nos hace enfermar y nos empobrece como personas. Creo que no vamos hacia al lado adecuado, el mundo se ha vuelto loco… dinero, dinero, ¡se ha cegado! La gente está por encima del dinero, el dinero es mierda, es basura, es solo papel impreso, círculos de metal, no es nada más. Nosotros servimos para construir un sistema de vida donde tengamos cabida todos, pero claro, están los que rápidamente envían whatsapps contra los inmigrantes, contra la apertura de fronteras, se expresan en los términos de que esas personas necesitadas vienen a robarnos los puestos de trabajo, a aprovecharse de nuestra sanidad, etc., y creen que son tratados mejor que los propios nativos; hay gente que es muy mal pensada y muestra muy poco o ningún amor por nuestros semejantes… ¡esto va a costar!