La opinión crítica en los medios
es molesta y Felipe VI se enoja con el nombramiento de una republicana crítica,
Cristina Fallarás, como Consejera de RTVE, aunque eso sí, a precio de coste con
rebajas incluidas, alrededor de 500 euros mensuales… ¡ridícula cantidad! Me
imagino que con el elenco de profesionales que debe haber en la RTVE,
funcionando desde hace tantos años, no es necesario que haya que ejercer ningún
control político sobre el tema, pero ya se sabe, cuando una nueva fuerza
política llega al poder comienza a desplegar toda su aparatología logística de
empleo, convirtiéndose en una pura ETT (empresa de trabajo temporal) para sus
gentes, buscándoles ubicación y salarios en todas las empresas públicas que
debieran estar dirigidas por profesionales de sus temas concretos y no por políticos
para ejercer control de a ver cómo pueden pillar cacho.
En el caso de RTVE se debería
cubrir los puestos con los mismos profesionales que hacen radio y televisión en
la cadena pública, porque son los que mejor la conocen y los más competentes;
en el caso de que se necesite cubrir un cargo con unas funciones específicas
que haya que buscarlo fuera, se debería ofrecer tal puesto públicamente a toda
la población para que se presenten todos aquellos profesionales con los méritos
y la experiencia demostrables, dando oportunidad al empleo a cualquiera y no
solo a políticos de la cuerda de los que gobiernan.
Hay que poner fin a nombramientos
de jueces y fiscales, de directores generales, de asesores y de toda esa
desbandada de gente afín al partido del Gobierno que suele ser enchufada a dedo.
Y no lo digo por el nombramiento como Consejera de Fallarás, que es una rebelde
que me gusta, tal vez, porque yo también me sienta así, sino como una
generalidad, hay que cambiar las leyes para que todos sean procesos de
selección abiertos y públicos, al que puedan acceder todos los ciudadanos y
ciudadanas con preparación y experiencia suficientes para el cargo al que se
pretenda optar, que como es lógico tendrá un salario decente, no lo que ha
trascendido.
Estamos hartos de los políticos y
de su sistema cerrado y blindado de privilegios: sus sueldos, sus horarios, sus
dietas, sus condiciones de incompatibilidad, su impunidad, su poder sobre otros
poderes, sus jubilaciones, etc. Estamos hartos de que empleen a inútiles que
sirvieron muchos años en sus partidos. Estamos hartos de dar de comer a gente
que nos ha estado robando, al tiempo que nos ha hecho la vida más difícil.
Estamos hartos de políticos incoherentes y cobardes para ejercer la labor de
legislar contra los malos y por el bien de la ciudadanía. Estamos hartos de la
ETT de los partidos que llegan al Gobierno, que enchufan a los amigos y a
familiares. Estamos hartos de no tener las mismas oportunidades que aquellos
que dicen estar representándonos, y no es así. Estamos hartos de soportar una
falsa democracia y una inamovible transición constitucional que es heredera de
ciertos principios del dictador que nos fueron impuestos.
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