Me tomaré un descanso en el tema
político, y no es que lo deje momentáneamente por vacaciones sino por
cansancio. Es tan pestilente el asunto, que ha llegado a un punto en el que la
política nacional tiene tantos intereses egoístas, que le es imposible dar un
paso adelante; por el contrario, considero que está varada en las playas de la
corrupción, el cinismo, la hipocresía y la traición. Así, comprenderán que
continuar haciendo ruido sobre el mono tema en el que se ha convertido la
política, es gastar el tiempo, el mío y el del resto de la ciudadanía española.
Al 2018 le faltará en mi próximo
libro, el periodo correspondiente al segundo semestre. Solo reuniré los
escritos del primer semestre, como digo, estoy cansado de la gentuza que
gobierna, de la que ha gobernado y de los que andan bailándole el agua. Tampoco
se salvan los medios de comunicación, que han encontrado un filón, parece que
inacabable, en todos estos asuntos nada claros de lo que debería ser trabajar
para conseguir solventar los problemas que aquejan a la población española.
Cansa tanta postura egoísta de partido, tanto barrer para casa… “todo para
nosotros y nada para la gente”.
Aquí han encontrado un gran
chollo, tanto unos como otros y la mentira nos hace hervir la sangre. A los
ladrones les perdonan sus delitos, al principal no se le puede meter mano ni
nada… “porque es inviolable”. En fin, esto es un cortijo, en el que a nosotros
nos ha tocado pagar el IBI, el agua, la luz, el teléfono, Internet, el
mobiliario, los equipos informáticos, los iPhones, los sueldos de los
señoritos, y todos aquellos atracos que deseen perpetrar. ¡Ah!, el cortijo
tiene adosados diecisiete cortijos más en diferentes lugares de la geografía
española, sin olvidarnos del cortijo real, del eclesiástico y el Valle de los
Caídos. Ya que me estoy despidiendo, causo baja voluntaria de seguir
escribiendo sobre estos fantasmas, para que sigan ellos solos diciendo todo aquello
de Estado de Derecho, de ser o no ser constitucionalista, que en España hay
democracia, etc. Supongo que se refieren a una democracia, a una Constitución y
a un Estado de Derecho, un tanto particulares, porque la ciudadanía no los
percibe como tales. Hemos visto y oído tanto, que ya no pueden seguir engañándonos
aunque ellos sigan mintiendo, porque es su manera de operar.
El Parlamento en lugar de
solventar, como dije antes, los problemas de la gente parece el aula de
actividades extraescolares. No están a la altura, no ponen soluciones encima de
la mesa, funcionan tumbando por sistema lo que presenta otro partido al menos
que tengan intereses personales. Lo que interese o venga bien a la gente no se
apoya si la propuesta procede de “los contrarios”. Esto es una chapuza
mayúscula, un engaño colosal y, por ende, una traición inconmensurable. Parecen
alimañas enfrentadas por un trozo de comida, sin caer en la cuenta que si
encontraron un trozo de comida es para que entre todos la lleven a buen recaudo
y la compartan con la ciudadanía. Eso es lo que estas alimañas siguen sin
comprender. A ver si con esa metáfora lo llegan a entender.
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