Con motivo de las primarias del
PP estamos asistiendo a las perlas de su gente y, desde luego, no tienen
desperdicio. Además habla mucho de ellos, de su ideología, de por qué están
donde están, qué pretenden, etc.
Pablo Casado lanzó ayer una perla
entre las muchas que dicen estas gentes, que demuestra lo democrático que son,
así como la desconsideración y menor respeto que le tienen a la ciudadanía.
Ellos prefieren que todo esté quieto, que nada se mueva, para que nada cambie.
Pablo Casado dijo: “El centro-derecha tiene que combatir las movilizaciones
ciudadanas”, y citó como ejemplo las movilizaciones por las pensiones dignas, o
las del 15M.
Pablo Casado era uno de los que
ha dicho, elecciones tras elecciones, que gobernara la lista más votada.
Evidentemente, lo defendía cuando su partido se preveía iba a ser la lista más
votada sin alcanzar la mayoría absoluta. Ellos maniobraban así para convertir
una mayoría simple en una absoluta, a pesar de todo también son artistas, mejor
dicho, magos, una cosa la hacen parecer otra. Ahora, en las primarias, su
compañera, en primera vuelta ha sido la lista más votada, pero él no defiende
lo que antes defendía, él quiere llegar hasta el final porque confía va a ser
el ganador; lo que no sabemos es si el hipotético triunfo le durará más allá de
la fecha de conclusión de la investigación de sus estudios realizados a la
velocidad del sonido, cuando antes de la urgencia de su partido y de las
llamadas realizadas a la Universidad, así como las ayudas universitarias
recibidas, estudiaba a velocidad de tortuga lesionada.
Otro ejemplo de “bien hacer” es
el que ha protagonizado con sus declaraciones, su compañera de partido, Celia
Villalobos. Lo que dijo ha de ser producto de una insuficiencia neuronal, tal
vez, porque las otras están absortas en el Frozen. Esta señora declaró que no
defendía a Pablo Casado en las primarias por que le veía muy joven para hacerse
cargo del partido. Primero debía tener una trayectoria política y que le
gustaría verle como Ministro. Por qué sí apoyaría a Soraya, pues en primer
lugar por ser mujer, en segundo lugar por ser mujer y en tercer lugar por ser
mujer (pedazo de argumentación fundamentada en profundos conocimientos del
momento político). Además apoyaría a Soraya Sáenz de Santamaría porque le veo
capaz de ganarle a Pedro Sánchez, y porque yo estoy en un partido para ganar
elecciones.
Hasta ese punto llegó el
pensamiento hueco o vacío, al menos irreflexivo de la señora Villalobos. Yo me
indigné mucho cuando la escuché, sobre todo, por el remate: “porque yo estoy en
un partido para ganar elecciones”. Este colofón me toca allí donde dijimos, y ¡ojo!,
suelen decirlo muchos políticos, no es la primera a la que se lo he escuchado.
Estos empleados no se enteran que su obligación no es ganar elecciones y
mantener sus puestos de trabajo privilegiados. Sus obligaciones pasan por
servir a la gente que les pagan, procurar el bien de las personas, hacer de
este país un país más moderno, con mejores servicios públicos, un país más próspero,
etc. No están ganando un dineral para jugar con las tablets ni para asistir a
los plenos a chatear o whatsear con sus móviles, perdonen por el verbo que me
lo acabo de inventar. Tampoco se viene al Congreso a dormir o a poner
zancadillas a los demás porque no son de nuestro partido, hay que distinguir
entre una buena y una mala propuesta para la ciudadanía, teniendo el deber de
apoyar lo que sea bueno para la gente aunque venga del banco de enfrente… esto
es lo que todavía no ha llegado a entender ningún político de los 350 que se
sientan actualmente. ¿Han visto ustedes aplaudir una medida sensata a los
políticos de una formación contraria, con la que mantienen rivalidad por los
votos? Los políticos están a años luz de sentirse como el conjunto de representantes
de todas las tendencias o ideas de la ciudadanía y, por tanto, tienen la
obligación de trabajar en conjunto, como si fueran un grupo, consensuando,
haciendo posible todo aquello que demanda la ciudadanía.
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