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No sé si vamos
por buen camino, o no. No sé si para el bien de la sociedad en su conjunto es
mejor o peor que no se tengan en cuenta los méritos estudiantiles. Sí comprendo
que hay que ayudar a las personas en relación a su situación económica, pero
también mi lógica me dice que, al menos, se debe aprobar para poder optar a las
becas.
El sistema se
interesa por la economía de las familias, que está muy bien, mira de lado al
exigir resultados, pero no hace nada por dar facilidades en función de la
verdadera vocación profesional que sientan los alumnos. Tal vez llegue a ser un
muy buen profesional futuro, un alumno que sintiendo una gran vocación por la
profesión no sea tan brillante estudiante, pero no se rinda por su gran deseo
de trabajar en lo que le gusta. Quizás hubiera que investigar más en este
sentido para invertir en personas que, probablemente, serán los mejores
ejerciendo sus funciones futuras.
Si te
licencias en algo que no sientes, sino que es herencia familiar, como ocurre en
muchos casos, tal vez, no te haga ser el mejor profesional en el futuro. Es
posible, que ni siquiera te haga llevar una vida feliz, porque no haces lo que
deseas, sino lo que te impusieron. Estoy seguro que hay chavales que no son los
mejores estudiando, pero que tienen habilidades y afición-vocación suficientes
como para ser de los mejores al desarrollar la actividad de que se trate.
Entonces, lo importante durante la etapa escolar es seleccionar según esas
habilidades y vocaciones, para invertir en las personas y en los campos en los
que mejor se desenvolverán, incluso llegando a ser más felices. Ya sé que esto
último al sistema le importa un rábano, pero a las personas nos debe importar.
No es lo mismo que te atienda un “amargado” de su profesión, que alguien que se
desvive por lo que hace. Sin pretenderlo, este último, satisfará mucho más a
las personas con las que se relacione, y el resultado de su trabajo, casi con
seguridad, será más grato.
Lo mollar de
todo este asunto estudiantil no se puede resumir a las notas, es más, creo que
no debiera haber exámenes, ni el aprendizaje tuviera que estar fraccionado por
cursos. Se trata de aprender desde 0 hasta 10, por extractarlo de algún modo,
pues bien, cuando el alumno haya adquirido el conocimiento hasta el 10,
demostrado, se le expide el título correspondiente. Esa demostración es el
trabajo continuado en clase, la intervención continuada en clase, la ejecución
de las prácticas pertinentes…, de todo ello, el profesor o profesora tendrá
datos suficientes para saber cuándo el alumno/a ha superado cada nivel del
conocimiento de la profesión que sea. Los exámenes son absurdos, nadie es capaz
de repetir dos semanas después todo lo que estudia para un examen. Las cosas se
olvidan cuando se estudian en un esfuerzo memorístico para lanzarlo en un folio
el día del examen. Esa forma de aprender no sirve para nada, y es la que está
implantada desgraciadamente.
Y como he
comentado en otras ocasiones, hay que tener clases teóricas alternadas
diariamente con el desarrollo de trabajo efectivo y real, en el entorno laboral
efectivo del día a día. Los problemas hay que vivirlos tal como se van a
presentar cuando se ejerza la profesión. Hay que vivirlos, hay que ver cómo los
solventan los profesionales, así durante el tiempo que necesite para alcanzar
todo el conocimiento que comprende el plan de estudios de la profesión de que
se trate. No basta con que se asignen unas prácticas de tres meses al final de
los estudios, con la mitad de las cosas borradas de la cabeza, por lo que dije
antes…, haber estudiado gran cantidad del contenido de memoria.
Por qué los
que tienen que diseñar los sistemas educativos siguen manteniendo una
estructura obsoleta, ridícula e ineficaz.
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