Imagen: www.eldiariomontanes.es
Hace un rato
escuchaba Canal Sur Radio, la radio pública de Andalucía, se celebraba una
tertulia y hablaban, como no hacen otra cosa los medios desde que irrumpió la
crisis o pandemia sanitaria del coronavirus, precisamente, del bichito y todo
lo que tenga que ver con él.
Me ha llamado
la atención que uno de los tertulianos repitiera, en varias ocasiones, su
disconformidad y enfado porque el ayuntamiento de la ciudad de Barcelona,
hubiera constituido un grupo de ciudadanos voluntarios para dar parte de
situaciones y personas que vulneraran las normas o medidas que se han adoptado
para combatir el contagio. Lo más significativo para mí, era que ese señor
indignado por la medida del ayuntamiento pareciere defender a todos los que
saquen los pies del plato, los que se saltan las leyes, los que ponen en
peligro a los demás, ¿Qué más da que haya personas observadoras haciendo una
labor de apoyo a los cuerpos de seguridad, porque probablemente no haya un
número de agentes tan elevado como para estar en todas partes?, ¿será que ese
periodista es uno de los que acostumbra saltarse las normas sociales? Ya está
muy visto el argumento del derecho a la intimidad, a ser grabados por cámaras y
todas esas tonterías que algunos esgrimen como si les estuvieran cortando las
alas para que no pudiesen volar.
Hace muchos
años, cuando los propietarios no se habían concienciado y dejaban los regalitos
de sus perros por todos lados, yo llegué a pensar en algo así, incluso podía
llegar a ser un negocio. Fundar una empresa de vigilancia, dedicada a grabar a
ciudadanos por las calles, en aquellos momentos en los que sus canes estuvieran
defecando y se marchasen sin recoger los restos depositados en las aceras y
zonas públicas. Dichos servicios se les podrían ofrecer a los ayuntamientos,
como labor de apoyo para conseguir que la ciudad estuviera más limpia y con
menos olores. Pues, lo que hace el ayuntamiento de Barcelona es algo parecido y
nadie que acate las normas se debiera sentir ofendido, indignado o dolido de
alguna manera. Todo lo contrario, es un bien del que se benefician el resto de
personas, nadie dice que esas personas que realizan esa acción sean o suplanten
a los polis, supongo que el mismo ayuntamiento les ha debido dejar claro cuáles
son sus funciones, qué pretenden de ellos, y qué pueden o no, hacer.
La gente se
siente molesta, y dice que vigilada, si pusieran cámaras de vigilancia en todas
las calles de la ciudad. Estoy seguro que a las dos semanas nadie está
pendiente de si hay cámaras o no. Probablemente, si todas las calles estuvieran
vigiladas habría mucha menos delincuencia y violencia, y cuando la hubiere, se
podría localizar a los culpables con mayor facilidad, ¿dónde está lo malo? Lo
malo, siempre es para aquellos que no hacen lo que deben hacer, y que por tanto
no quieren que las cámaras recojan imágenes suyas. La privacidad y todas esas
argumentaciones, para mí, son tonterías y orgullo, no tienen una base real
cuando la sociedad al completo se beneficia. Las medidas que reportan seguridad
para todos son positivas. Cualquier incidente grave puede ser seguido por
alguna cámara, se puede identificar a los infractores, se puede seguir su fuga
desde el lugar de los hechos. Por tanto, se puede detener con prontitud. La
gente que sabe de esto se debe cortar mucho más de cometer delitos en calles y
lugares públicos, porque rápidamente iban a ser descubiertos y apresados.
En la mente de
algunas personas continúa la cantinela que nos han hecho creer mediante unas
leyes que parecen proteger más a los sinvergüenzas y delincuentes, que a los
ciudadanos honrados. ¿Qué se está haciendo inadecuadamente cuando se señala a
los malos y a los infractores?
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