Imagen: www.sinpermiso.info
En una
sociedad de personas irresponsables, ya que la educación, en muchos casos, no
alcanza los niveles óptimos para obrar con responsabilidad, es necesario que
haya leyes que obligue a las personas a tener un comportamiento más
responsable. Por otro lado, faltan leyes por hacer, o se tendrían que completar
las existentes para que no favorezcan las acciones delictivas.
Acabo de oír
esta noticia: Hace unos días se celebró una fiesta de la “Jet” en un domicilio
particular de la ciudad de Córdoba. A dicha fiesta acudió un miembro cercano a
la realeza belga, que al día siguiente de la celebración comenzó a sentirse mal
y dio positivo por coronavirus. Fueron invitados a esa fiesta veintisiete
personas, cuando en la fase actual, en un domicilio particular, el número
máximo de personas que se pueden reunir es de quince. Vinieron personas de
otras provincias, cuando hacerlo también estaba prohibido. Además de los
posibles contagios que puedan resultar de la relación directa entre las
personas que disfrutaron de la fiesta en el interior de una misma vivienda con
un positivo, queda por comprobar al resto del pasaje del avión en el que se
desplazó el contagiado entre Bélgica y Madrid. Así como los pasajeros del Ave,
que posteriormente tomó para ir de Madrid a Córdoba. Más la posible difusión
que pudiera resultar de aquellas personas que acudieron a la fiesta desde otras
provincias españolas, cinco eran de Sevilla.
¿Dónde debiera
intervenir la ley para hacer a la gente más responsable? En este caso, a mí se
me ocurre lo siguiente: Todos los que se saltaron las leyes, el estado de
alarma y fueron unos inconscientes, deberían tener que hacer frente a todo el
gasto sanitario que resultara de su incívica actuación. El belga que se pague
sus gastos sanitarios: hospitalización, tratamiento, etc., y lo mismo con las
otras personas que en unos días presentaran síntomas de estar infectadas… ¡por
no haber atendido el estado de alarma! Por otro lado, no comprendo cómo el
belga anduvo libremente y fue a donde quiso sin haber tenido que guardar los
catorce días de cuarentena, viniendo de otro país. Como se puede comprobar, en
cada pequeño ejemplo como este, hay cantidad de gente implicada que no ha hecho
las cosas bien, incluso los servicios aduaneros o la policía que tendría que
haber velado para que no entraran sin los controles previos y la cuarentena
obligada.
En el día a
día, hay muchas connotaciones que revelan que las leyes son insuficientes o están
incompletas, no es verdad que la ley sea igual para todos, mucho menos, que se
aplique de la misma forma y con la misma contundencia. El salvoconducto de la
prescripción de delitos es contrario a la razón y al sentido común. Que en
elecciones a unos partidos le cueste más votos que a otros sacar un escaño,
tampoco se entiende, a pesar del rollo de las circunscripciones que tienen
montado para favorecer a los partidos grandes. Que haya alguien en el país que
sea inviolable, que no se le pueda juzgar por sus actos… ¡ya me dirán! Que
matar a alguien bajo los efectos del alcohol y las drogas tenga una pena de
cárcel irrisoria, tiene lo suyo. Que la gente pueda seguir saliendo a la calle
con signos nazis, franquistas y agredan a los que piensan diferente, los muelan
a patadas y a puñetazos, debiera estar castigado. Que se detenga en el estado
de alarma a una corredora solitaria, a veces con crueldad policial como hemos
podido ver en televisión, y por otro lado se permitan manifestaciones
comunicadas en plena pandemia o caceroladas espontáneas, no cuadra. Cómo sigue
la droga día a día entrando por los puertos sin que la policía, la guardia
civil y la autoridad portuaria, la descubra. Quién autoriza las subidas de
sueldo de nuestros políticos. Quién les ha dado la potestad de ser dueños de
sus escaños, cómo es que el pueblo no les puede obligar a dejar la política a
todo el que ha metido la mano en la caja. ¿Ha sido, acaso, la ciudadanía la que
voluntariamente ha impuesto un sueldo vitalicio para los presidentes de
gobierno, dónde se ha visto que los empleados sean los que hagan las leyes a
las que se deban someter? ¿Por qué la ciudadanía no puede intervenir
directamente, con pleno poder, en la vida política, si somos nosotros los que
debemos decidir cómo queremos vivir, en qué queremos gastar nuestro dinero, o
cómo destituir a los que nos perjudican o nos roban? ¿Dónde está la ley que
diga que el que haya robado o perjudicado a un tercero, no verá la libertad
hasta que no haya devuelto hasta el último céntimo robado o resarcido del daño
a sus víctimas?
Ya lo voy a ir
dejando aquí, creo que con los pincelazos expuestos se habrán dado cuenta que
con las leyes hay mucho por hacer, pero como decimos siempre: si son los
políticos los que deban hacerlas, ellos no van a tirar piedras sobre su propio tejado.
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