Imagen: actualidad.rt.com
Cada día se
hace más patente que los intereses turísticos aprietan y aprietan, pero es
irracional abrir las puertas y que las personas transiten de acá para allá como
más les convenga. Ya no solo es que aprueben la movilidad dentro del país, sino
que por convenir al sector turístico todo está abocado a una apertura como si
no tuviéramos pandemia… ¡esto es una locura!
Los últimos
estudios dicen que son muy pocas personas, que habiendo pasado la enfermedad,
han generado anticuerpos contra la misma. El porcentaje de inmunidad es bajísimo
y todos comienzan a hablar sobre un más que probable repunte de contagios tras
el periodo vacacional, precisamente, por la movilidad sin control y la llegada
de personas de otros países. ¡Señores, vayámonos todos a tomar viento fresco!,
así se rebaja la cifra de pensionistas, parados y se queden más puestos libres
en las empresas, al tiempo que sube la cifra de fallecidos… ¡Hala, negocio para
todos!
Creo que es
más razonable para luchar con la incertidumbre que tenemos todos, incluso los
investigadores, médicos, etc., miren el caso del político de VOX, el tal Smith,
aparentemente ha superado el virus y le sobreviene un ataque de trombos en
piernas y pulmones. No sabemos las repercusiones de padecer el contagio, aunque
se suponga superado, ese es un claro ejemplo. Esto no es para andar jugando a
las quinielas, debemos sacrificar algo para conseguir salvarnos nosotros. Sería
mejor, por un tiempo, que cada población solo pudiera moverse dentro de sus
confines, o sea, libertad total dentro de cada provincia, que tan solo el
transporte de mercancías tuviera autonomía para viajar entre provincias. Al
menos cada núcleo de población estaría mucho más controlado en cuanto a
contagios se refiere. Asimismo, se podría seguir de un modo más efectivo la
trazabilidad del virus.
La sociedad
capitalista valora muy poco la vida de las personas, rápidamente saca la excusa
de que si no les mata el virus, les va a matar la falta de ingresos. Pues apliquemos
la cabeza, hagamos un gran esfuerzo para que no suceda, amparémosles,
concretemos medidas, busquemos la sociedad que sí piense en las personas y no
tanto en los beneficios monetarios. Articulemos los mecanismos que eviten a las
personas tener la obligación de viajar de un lado para otro. Olvidemos la
panacea de que solo podemos vivir si nuestro negocio principal es el turismo,
¿qué hacen todos esos países del mundo en los que el turismo no es un factor
fundamental de su economía?, ¿por qué ellos sí pueden ser fuertes y vivir bien
sin el turismo, y otros se mueren si la gente no viene a pasar las vacaciones a
sus países?
¿Ven lógico lo
que acaba de dictar la UE?, dicen que en los aviones, donde se reúne a mucha
gente con muy diversa procedencia, no hace falta dejar asientos vacíos entre
personas… ¡viva el contagio! Deberían explicar qué base científica y sanitaria
tiene que en un avión puedan ir en un pequeño espacio cerrado doscientas
personas agolpadas, codo con codo. Personas, que muy probablemente, vienen de
diferentes ciudades y países, que nadie controla por igual, puesto que cada
país establece las medidas que cree oportunas, más o menos restrictivas.
¡Turismo, Sí, hasta que el cuerpo aguante!
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