Nos tienen
acostumbrados a los diarios partes médicos en los que nos ofrecen las cifras y
nosotros, todos, nos las tenemos que creer, aunque por otro lado, sepamos que
no se ponen de acuerdo en el modo que deben contar los contagiados o los
fallecidos. Pera da igual, es la costumbre de la clase política, ¿lo ves?, un
día más hay motivos para cargar contra esa chusma. El Presidente salió este fin
de semana y quiso dar la impresión de que todo lo tenían controlado y todos estábamos
atendidos, enumeró a los autónomos que ya estaban cobrando por haber tenido que
cerrar sus negocios. Enumeró a los que han dejado de trabajar, formando parte
de algún ERTE, de los que dijo lo mismo, que ya estaban cobrando, pero sabemos
que no es cierto, que cobrarán el mes que viene, pues en radio entran cantidad
de personas que están en esas circunstancias y lo dicen… ¡empezarán a cobrar el
mes que viene!, llevan casi tres meses sin ingresos.
En lugar de
tantos partes médicos, que nos ponen la cabeza como un bombo, con tanto
coronavirus, que nos van a volver tontos además de acojonados, podrían haberse
dedicados un poco más y mejor a la adquisición de material de protección para
el personal sanitario. Podrían haber especulado menos, haber hecho menos
negocio, y haber sido más eficientes, que es lo que cabe esperar de la gestión
de un Gobierno. Hasta hace dos días hemos seguido viendo en la tele a
sanitarios que se seguían haciendo los trajes con bolsas de basura… ¡eso es vergonzoso!,
que un país como el nuestro no haya surtido y protegido adecuadamente a sus
sanitarios en una crisis pandémica como esta, es un auténtico genocidio.
A pesar de los
partes diarios y de las distancias de seguridad recomendadas, o del cierre de
los negocios, siguen sin hablar del agente propagador de la enfermedad… el
dinero (los billetes y las monedas). ¡Póngase unos guantes!, es la
recomendación para no tocar el botón del ascensor o el interruptor de la luz
que otros tocan, lávese bien las manos con jabón, y a ser posible con algunos
de los geles con alcohol, pero del dinero nada, de lo peligroso que es, que
puede ir directamente de un infectado a la caja de cualquier comercio o
transporte público, y de ellos a sus manos, y de estas a sus ojos, boca, etc.,
porque todos cometemos distracciones… ¡del dinero, nada! El dinero es el dios
innombrable en esta puta sociedad de intereses monetarios, ni una mención al
uso del dinero, ni una mención para decir que nos alejásemos de él cuanto más
mejor, ni una mención a su peligrosidad y a la facilidad como se pone en
contacto con miles de personas, con nuestras manos, con nuestra ropa o, cómo
puede contagiarnos sin darnos cuenta. No se puede fomentar el papel de maligno
que el dinero puede y, seguro, está jugando en todo esto, pero prefieren decir
que todos los que se contagian es porque han debido de ponerse en contacto con
alguien que hubiera venido de otro país, así se echan las culpas a otros.
Ante los
intereses de unos y otros, la vida se toma poco en cuenta, se le presta poca
atención, por eso los sanitarios continúan sin tener, en muchos casos, las
mascarillas homologadas, los trajes de protección adecuados, sin ser el número
de sanitarios necesarios, las camas UCI que hicieron falta, o los respiradores
para todos los que no podían respirar. Por eso, hubo un momento en el que la
selección de pacientes, hizo que algunos tuvieran respiradores y otros no y,
tal vez, que unos hayan vivido, y otros murieran.
Ya sé, el
sistema perfecto no existe, esto ha sido algo excepcional, pero por qué la
repercusión ha sido muy diferente en algunos países, qué hicieron aquellos que
nosotros no hicimos. Los partes con las cifras de contagiados y fallecidos de
los países más al norte, son muy distintas, ellos tienen muchos menos miles de
contagiados y menos miles de muertos… ¿por qué?
Una persona no
puede luchar contra el sistema porque se llegaría a romper, pero sí puede vivir
según sus convencimientos y, tal vez, llegue a contagiar a otros para que comprendan
que hay una necesidad de cambio real o, por lo menos, que este no es el único
sistema posible aunque se haya hecho global o viral, por emplear un término
moderno de las redes sociales.
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