Unos días van
bien y otros mejor, por qué vamos a incurrir en pensamientos negativos, las
cosas van bien y, ya digo, otras veces mejor. ¿Sirve para algo la fatalidad o
la queja, se saca algo de ellas?, ¿no, verdad que no?, pues tira millas, como
dicen los modernos o nosotros mismos hace unos años, acepta la vida tal como
es, tú eres vida, solo vida y lo demás son imágenes que nos fabricamos o
idealizamos. Las cosas son como son y nos pasamos toda la vida o media vida
queriendo que sean de un modo diferente, transfórmate tú y deja al otro que
viva sus circunstancias, déjale ser al otro quien ha decidido ser.
Nos metemos en
unas luchas contra el mundo y nos desgastamos, perdemos una gran cantidad de energía
queriendo cambiar el orden de las cosas para amoldarlas al orden deseado por
nosotros. No queremos envejecer y lo aceptamos mal, no queremos poner unos
kilos o tener unas arrugas, peleamos con el tinte del pelo para esconder las
canas y, por supuesto, no queremos padecer ningún achaque. No entendemos que el
proceso degenerativo que va a terminar con la destrucción del cuerpo está en
marcha, que es ley de vida y que no vamos a poder evitar más tarde o más
temprano, ¡no pasa nada!, vive ahora que puedes, vive el momento presente, lo
que te toca vivir y recuerda: “Estás bien y otras veces estás mejor”.
Es hora de ser
más positivo y de pensar que todo va bien y puede ir mejor, seguro que todo va
a ir mejor; la gente va a ir dándose cuenta del sueño, va a ir despertando y
todo adquirirá el sentido real, la visión real, la dimensión de la realidad que
siempre fue, eso no tardará en vivirse. Estamos preparados para ello, nuestra
mente es muy poderosa y tiene la capacidad de situarse en ese punto de mira.
Nosotros podemos dirigir nuestra mente, cambiar el foco, saber como mirar,
desde dónde hacerlo para conectar; démosle oportunidad de expresarse, de
actualizarse, de limpiarse, de liberar lo encerrado en el inconsciente,
nuestros miedos del pasado, tengamos el deseo de que esto suceda y se viva
completamente.
Estamos bien y
todavía vamos a estar mejor, para ello nuestra actitud importa: cuidar las
formas, actuar a nuestra velocidad, la que nos hace sentir bien, hacer las
cosas que nos gustan y nos motivan, hacer pensamientos positivos, hablar solo
lo bueno de todos, no criticar, buenos hábitos y saludables: un poco de
ejercicio moderado, buenos espacios de silencio para observarnos, para entablar
conversaciones sinceras con nuestra mente y, por último, cuidar la
alimentación; pero todo sin hacernos esclavos de nada de lo dicho. No somos
máquinas automáticas con un programa, aunque hasta ahora hayamos actuado de un
modo parecido, paremos para conocernos, para saber cómo somos y para
desprogramarnos.
Ama, ríe,
disfruta, abraza a las personas, a los animales y a los árboles, toca con tus
manos a las plantas y con tus pies a la tierra, respira profundamente y sin
prisas, vacía el aire lentamente y relajándote; ¡práctica, hoy estás bien y vas
a estar mejor!
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