He estado una
semana fuera de casa, fui a visitar a mis padres, ellos son mayores y no tienen
Internet, es por ello que haya estado desaparecido, pero ya estoy otra vez en
casa y deseoso de seguir compartiendo mis escritos con todos vosotros.
Entrando en materia,
quiero escribir sobre el tema crucial de la vida política de este país y sobre
todo quiero compartir con vosotros la ilusión y la alegría con la que estoy
viviendo los pactos que están haciendo las formaciones políticas en todo el
territorio español. Después de muchos años de apatía política ha resurgido en mí
la emoción de que algo nuevo está sucediendo, intuyo ese nuevo tiempo político
al que las nuevas formaciones han hecho alusión en los últimos meses. Albergo
esperanzas de que la regeneración política, tan traída y llevada, será realidad
en los próximos años y por tanto, las cosas volverán a su ser y serán asuntos
prioritarios el desempleo, los desahucios y otros problemas que afecten
directamente a los ciudadanos, no a los poderosos como venía aconteciendo en
los últimos años.
Cada adelanto
informativo que difunde resultados que favorecen a la gente de la calle, que
padeciendo las nefastas repercusiones de las políticas neoliberales aplicadas
en estos tiempos, se han metido en este laberinto de tantos intereses y donde
hay especialistas en tentar para comprar voluntades de un modo ilegal; es
magnifico, genial y me pone muy contento. El varapalo que ha recibido el PP es
monumental, no tiene parangón, ha significado un batacazo estrepitoso, al mismo
tiempo que un gran triunfo de la izquierda de este país. PODEMOS tiene mucha
culpa con lo que ha sucedido porque ha roto el bipartidismo, al mismo tiempo
que ha servido para que los socialistas vuelvan a situar a la ciudadanía donde
ha de estar y ellos un poco más distantes del PP, como tiene que ser.
Se han venido
sucediendo las noticias: en Madrid, Manuela Carmena de Ahora Madrid,
desplazando a Esperanza Aguirre; en Valencia, Joan Ribó de Compromis,
desplazando a Rita Barberá; en Barcelona, Ada Colau de Barcelona en comú; en Cádiz,
José María “Kichi” de Cádiz “Si se puede”, etc. Abren las puertas a una nueva
etapa de progreso y gestión diferentes para este país, pero por encima de todo
de ilusión, la misma que siento porque ellos me devuelven confianza en la
gestión, confío en ellos y espero que puedan gobernar con dignidad para poner
fin a la corrupción tan desorbitada de los últimos años y para estabilizar y
devolver los derechos que los ciudadanos hemos perdido frente a los mandatos de
los que se dieron en llamar: mercados, las manos oscuras que movían las cuerdas
que sujetaban a las marionetas que ocupaban escaños en los parlamentos de este
país.
Auguro y
espero años de honestidad política, de políticas creativas, de soluciones
diferentes y valientes frente al poder de los del dinero. Ellos no pueden ni
tienen que seguir mandando el destino de los ciudadanos, tenemos que ser
nosotros los que impongamos las directrices de nuestro futuro.
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