Algunas
personas tienen la costumbre de largarle sus problemas al prójimo, ayer
apareció un perro abandonado en la urbanización, un animal infeliz, desnutrido,
con una gran perdida de pelo; todo ello porque algún insensato en lugar de
buscarle un nuevo dueño o llevarle a la Sociedad Protectora de animales, lo
dejó tirado en la calle.
Supongo que el
animal ha estado durante días o semanas deambulando, comiendo las miserias que
haya encontrado, evidentemente insuficientes a la vista de su estado, y ha
llegado a la urbanización. Aunque ha habido épocas en las que esto sucedía con
mucha frecuencia, se deduce que hay personas que montan a sus perros en sus
coches para dejarlo donde hay parcelas y pensando que alguien se hará cargo de
ellos. ¡Por favor, esta crueldad hacia los animales se tiene que terminar!
Sucede con
mayor frecuencia en las antesalas de las vacaciones, como ahora, también cuando
vienen días de fiestas, etc. Se entiende que hay quienes tienen previstas unas
vacaciones donde ese animal no tiene cabida, les estorba y la vía más rápida es
coger el coche y dejarlo a la puerta de otras personas. Su problema se lo
transfiere a terceros y que sean estos los que busquen la solución que hubo de
buscar el propietario del animal.
De verdad que
es una situación lamentable que en primer término sufre el perro y
posteriormente las demás personas que nos conmueve verle en ese tan lamentable
estado. Se está jugando con una vida y los medios policiales, veterinarios,
etc., deberían tener un papel más protagonista en estos casos y dedicarle
tiempo a una investigación para localizar a su dueño y que se le cayera el pelo
si no denunció su perdida, si no tenía el perro identificado con chip, etc.
Debería de
haber una patrulla especializada en este tipo de investigación, en cada
municipio, y que su labor fuera ir a las casas, a los campos e identificar a
los animales, llevar un archivo de ellos, parar a los propietarios en las
calles y pedirles la documentación del perro, ese carnet que te dan cuando le
pones el chip a tu perro, que no cuesta nada llevarlo en la cartera igual que
llevamos nuestro carnet de identidad. Recoger animales que vayan por las calles
sueltos y dar con sus dueños, poner un poco de coto para evitar que haya
individuos que tengan un perro de un modo tan irresponsable.
El que
abandona a su perro es que no se ha enterado de nada, no ha comprendido a su
perro, no ha apreciado lo que ofrecen constantemente estos animales, no
estuvieron lo suficientemente atentos como para percibir la maravillosa
relación: humano-perro.
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