Que mala
fortuna la de Ahora Madrid con el
concejal Guillermo Zapata, pues el humor negro tiene un límite y el tal
Zapata lo ha traspasado. En repetidas ocasiones hizo uso de su twitter con
mensajes, de humor o no, con un mal gusto que hace sentir aversión al más
pintado, como solemos decir por aquí abajo. Yo, desde luego, no lo querría en
mi gobierno, lo siento pero hay que ser responsable de sus actos, sobre todo
cuando se hace tan libremente como resulta el uso de las redes, donde nadie te obliga
a simpatizar con tal o cual ideología, cuestión, etc. Sin embargo, el caso del
otro concejal, Pablo Soto, lo entiendo más porque hemos vivido estos últimos
años tal opresión dictatorial, que el sentimiento de indignación ha llegado a
tocar casi el infinito. A cualquier persona normal se le pasado por su cabeza,
en algún momento, algún tipo de reacción violenta contra los que estaban
provocando tal estado de terrorismo contra los ciudadanos.
Comprendo que
en democracia ese último término que aplico está mal visto, pero no los han
puesto tan difícil a golpe de decretazo dictatorial, amparado en su mayoría
absoluta, que a veces no he entendido como la población seguía sentada en el
sofá de casa y no reaccionaba cuando tanto nos estaban robando, cuando tantos
derechos nos estaban arrebatando, cuando tantos puestos de trabajo se estaban
perdiendo y cuando la brecha social se estaba incrementando tan
irracionalmente. Ante tal indignación, muchos, casi todos, hemos colgado algún
mensaje, algún tuit que diera salida a ese mal que se vivía dentro y que
resultaba tan insoportable de digerir. Este gobierno ha sido cruel para con los
ciudadanos, bueno para una gran mayoría, pues a pesar de ser tiempos de
economía convulsa, los ricos se han hecho más ricos y ahora son más el número
de estos que antes de comenzar la estafa llamada crisis.
Las personas
no somos de goma, sentimos y padecemos esa crueldad y esa injusticia que vienen
aplicando por el ordeno y mando, nos duele vernos sin trabajo, sin ingresos,
nuestros hijos con sus estudios terminados y en casa porque nuestros
gobernantes son incapaces de pensar en nosotros y se deben a las ordenes y
dictados de los llamados mercados: empresarios, bancos, ricos, corruptores,
etc. Por ello, si buscaran en nuestras vidas todo aquello que habremos dicho en
algunos momentos concretos, siempre van a encontrar ataques verbales, casi la
única vía de escape que nos quedaba porque no pueden mandar a un policía o a un
funcionario para que nos amordace la boca a cada uno de nosotros; de lo
contrario, este “ingobierno” lo hubiera hecho.
Concluyendo
con la intención de este escrito, al tal Zapata lo mandaría a su casa pues no
tiene nada que ver con esa resignación e indignación a la que me he referido y,
que yo entiendo como consecuencia de las políticas opresivas manejadas por el
actual “ingobierno”.
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