Últimamente se
vuelve a hablar de la renta básica, aunque hay quienes le dan otros nombres
similares que es lo que menos importa. Es la misma renta de la que hablaban
algunos políticos para que fueran criticados por otros y dijeran que no había
dinero para darla, o bien, para que argumentaran que solo serviría para que la
gente dejara de trabajar, como si se
pudiera vivir con 648 €.
El concepto de
la renta básica no es otro que el de ayudar a todas las personas que trabajando
o no, no alcanzan al menos ese salario mensual, es algo simbólico como se ha de
entender pues nadie, en sus cabales, comprenderá que con ese dinero se puede
hacer frente a los gastos habituales de una casa: alquiler o hipoteca, luz,
agua, gas, teléfono y comer. No obstante, se les llenan las bocas a muchos
cuando tratan de proteger al Estado en lugar de a las personas que peor lo
están pasando, nadie quiere comer del papá Estado, como ellos dicen, pero si es
verdad que el Estado no puede dejar que la gente se muera en la pobreza, en
plena Europa y en pleno siglo XXI.
Yo vuelvo a
culpar, en este aspecto, a los gobernantes que hemos tenido hasta ahora, porque
son ellos los que han permitido y han conformado un Estado al servicio de
intereses privados, cuando siempre debió estar al servicio de los ciudadanos.
El Estado siempre debió estar centrado en solucionar los problemas mediante las
propuestas que procuraran nuestro bienestar, entre ello está el que tengamos
los puestos de trabajo suficientes para que todos podamos desarrollar una labor
que nos reporte nuestro salario, justo y digno como para poder vivir cubriendo
los gastos, comiendo y disfrutando un poco.
Los
gobernantes hasta ahora han hecho muchas cosas, no voy a ser yo quien diga que
no tenemos servicios públicos que un día fueron de mucha calidad, faltaría más;
pero conforme se daban las oportunidades de hacerse más poderosos frentes a su
rivales políticos: tener más y mejores contactos que les ayudaran a financiarse
más potentemente que el contrario, para hacer campañas mayores, llegar a más
lugares, hacerlas más rimbombantes o más espectaculares, justo desde ese
momento empezaron los negocios turbios, los cambios de cromos, yo te doy, tu me
das, etc. Desde ese momento, han vivido para pelear por los votos y no para
solucionar los verdaderos problemas de fondo: el desempleo, como primer y más acuciante
problema a atajar. Las familias que se han quedado sin trabajo, no tienen
salarios y no pueden pagar, esta es la bola que se engorda con el paso del
tiempo y trae el impago, los desahucios y demás dramas sociales que vemos en
las noticias de los telediarios de este país.
Esta debe ser
la primera lucha de cualquier político serio y honesto, la lucha por la gente
que representa, la lucha por dar solución a los problemas que aquejan a la
sociedad y si pasa por crear empleo, hay que buscar la forma de crearlo.
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