El BCE se
propone acabar con los billetes de 500€, para paliar el fraude y los
movimientos de dinero procedentes del crimen y la droga. El solo hecho de
acabar con los billetes de 500€ no solventa nada, si no es acompañado de otras
medidas de vigilancia y control de todos aquellos movimientos de dinero que
implique circulación de este papel.
Si el BCE
quiere de verdad acabar con el dinero negro de dudosa procedencia, que lo deje
sin valor dentro de un mes, o sea, en un breve periodo de tiempo, y que todas
las transacciones que se hagan en las entidades bancarias en las que medien
esos billetes se investiguen a los intervinientes. Previamente, se ha de
comunicar a todos los ciudadanos que en un mes ese tipo de dinero quedará sin
valor alguno para que aflore todo el que haya oculto. De ese modo, los negocios
si recogen billetes como forma de pago, deberán ponerlo en conocimiento de las
autoridades, pues de lo contrario podrían ser esos comercios acusados de estar
blanqueando dinero. Al comunicarlo, tendrán que mostrar la factura que respalda
la operación, y con ella, todos los datos de sus clientes que hubieran abonado
las compras con billetes de 500€.
Todo puede
hacerse fácilmente y de modo efectivo, o como nos tienen acostumbrado los
dirigentes: un simulacro anti fraude con una puerta de salida para defraudadores,
gánsteres y delincuentes de todo tipo. Por supuesto, hay que implicar a todas
las entidades bancarias, que deben cortar el grifo en ese mes dado, para que la
gente cambie su dinero por otro tipo de billete que vaya a quedar en curso. Además,
los bancos deben indicarle al BCE la cantidad de billetes de 500€ de la que
disponen en estos momentos, para evitar que hagan chanchullos con sus clientes
y les regularicen cantidades que tengan fuera del conocimiento del fisco.
Un plazo
ilimitado para cambiarlo, como quiere hacer el BCE, no sirve para nada, porque
los defraudadores esperarán a que a otro Gobierno se le ocurra una nueva
amnistía fiscal. Vuelvo a insistir en que el plazo ha de ser muy corto para que
no haya tiempo casi a reaccionar, ¡o sacan el dinero oculto, o lo pierden! Si
hubiera personal suficiente en la Administración para seguir los rastros de la
procedencia de los dineros, los delincuentes lo tendrían, realmente, difícil.
Lo menos descarado, incluso para aquellos con dinero fuera, sería comprar a
plazos; en cuyo caso casi habría que llevarle la contabilidad a los autores, para
descubrir la procedencia del dinero con el que pagan sus compras y sus deudas.
Nadie dice que
sea fácil hacerlo, pero estoy seguro que se puede hacer mucho más, que el puro
maquillaje al que nos tienen acostumbrados.
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