Podemos
inventar el modelo de sociedad o de mundo, como algunos suelen decir, que
queramos, pero no habrá nada si no hay personas. Somos las personas las que
modelamos el estilo de vida, aunque mejor dicho son algunos, unos pocos, los
que deciden cómo debemos vivir los demás para lucrarse de nuestro trabajo,
nuestro consumo, etc. Son algunos que están imponiendo las normas con las que
se puede o no, jugar. De tal manera, que vivimos en un laberinto experimental,
en el que suceden cosas, casi siempre calculadas, pactadas, para que sean
acatadas y den ciertos resultados previstos.
Vivimos con un
campo de acción reducido, limitado por las normas de los que dirigen los pasos
que se pueden dar en la sociedad. El desarrollo de las personas depende del
grado de aceptación y sometimiento al obligado ritmo que otros marcan. Nos han
enseñado a creer que si nos apartamos de lo políticamente correcto, es estar en
contra corriente, ser un inadaptado; significa pasarlo mal o llegar a ser un
fracasado. Quiero poner en valor la originalidad, la diferencia y la lucha contra
la autoridad que nos prive de libertad. Contra cualquier poder que nos anule
como seres humanos, que no nos respete, que trate de explotar a las personas, o
que margine a parte de una población. Hay que luchar contra los que perpetúan
las injusticias, los que incrementan la brecha entre ricos y pobres, o contra
todos aquellos que humillan a las personas, marginándoles, dejándoles sin
trabajo, sin ingresos, sin medios para vivir y sin techo.
Ha llegado la
hora de hacer frente a los que pretenden dominar el mundo, porque en definitiva
lo que se han propuesto es dominar al ser humano. Han urdido un plan de
domesticación en grado sumo, que nos rinda a sus pies, y eso no podemos
permitirlo. Hay gente que fabrica pensamientos muy malos, que resultan crueles
aplicados en la vida de los demás, y hay que poner fin a esta clase de gente.
Hay que desobedecerle, no podemos atender a su locura. Todos los demás debemos
unirnos y crear la sociedad que a nosotros mejor nos convenga. Ese tipo de
gente que no quiere ser igual a los demás, en cuanto a tener un plan de vida
más justo y equitativo, que nos beneficie a todos por igual, habrá que dejarla
a un lado. ¡No podemos permitir que sigan jugando con nosotros, ni un minuto
más!
Tenemos que
valorarnos y, sobretodo, unirnos para tener el poder y la fuerza. Pues de la
disgregación o dispersión, es de lo que se valen para hacer de nosotros lo que
les vienen en ganas. Debemos evitar ser manejados, manipulados, mal aconsejados
o atemorizados. Las normas impuestas por hombres injustos, no deben cumplirse,
y de esto hemos tenido mucho últimamente. En la corta distancia estamos siendo
gobernados por un partido corrupto, por una organización criminal constituida
para delinquir; esto no lo digo yo, lo han dicho algunos jueces. ¿Cómo hemos
podido permitir que una entidad de estas características haya estado al frente
de este país?, ¿por qué tenemos que cumplir las leyes de gente de esa calaña?
Gente que nos han saqueado día sí y día no. Gente que han burlado las mismas
leyes que tenemos que cumplir los demás.
No es fácil
seguir siendo un corderito cuando somos seres humanos inteligentes, con
conciencia y sentimientos, capaces de pensar por nosotros mismos.
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