Por la
importancia del tema, no me queda otra que volver al famoso TTIP, para aportar
algunos datos que afectan directamente a la salud de las personas, los animales
y al medio ambiente. La información proviene de los documentos secretos
filtrados por Greenpeace Holanda.
Cuando lees el
resumen que han colgado en su web lo primero que sorprende es la manera de
invadir de EEUU del siglo XXI. El objetivo pretendido por los EEUU es cambiar
la normativa comunitaria y los procesos legislativos en materia de salud y
medio ambiente, así como que se rebajen las exigencias comunitarias en
protección de los usuarios y consumidores. Como siempre en este mundo
capitalista, anteponen los beneficios empresariales a los intereses y a la
seguridad de la ciudadanía europea.
El TTIP es una
presión en toda regla que EEUU ejerce sobre los dirigentes europeos para que
las empresas americanas puedan comercializar los productos, que han demostrado
ser dañinos para las personas, animales y medio ambiente. Además, se persigue
rebajar las exigencias para los productos químicos nocivos, pesticidas tóxicos
y organismos vivos modificados genéticamente, hormonados y adulterados. Se
pretende que haya vía libre para comercializar en Europa carnes hormonadas
(permitidas en EEUU), o piensos para animales fabricados con harinas de origen
animal (esto nos trae al recuerdo el caso de las vacas locas). Lo que se deduce
de las intenciones de EEUU, es que los americanos están dispuestos a exportar
toda su basura a Europa.
Lo siguiente
es, sencillamente, infame. Va a desaparecer por la misma artimaña de presión de
EEUU, un principio básico de la Organización Mundial del Comercio, que rige
desde hace 70 años: “Los Estados deben regular las reglas del comercio para
proteger a los seres humanos, la vida animal, vegetal o la salud, así como los
recursos naturales no renovables”. Un dato significativo, que tiene
repercusiones en el cambio climático, es que se descarta que la UE regule la
importación de los combustibles dañinos, como el petróleo de las arenas
bituminosas.
Para valorar
lo peligroso que es el asunto que EEUU ha puesto sobre la mesa, valga solo
saber que cualquier líder europeo que desee acceder a los documentos del
acuerdo, solo lo puede hacer bajo vigilancia, en una habitación con fuertes
medidas de seguridad, sin móviles ni cámaras, y habiendo firmado una clausula
de confidencialidad. Cuando esto se hace de esta forma tan oscura, es porque se
pretende ocultar a los ciudadanos y ciudadanas la importancia y lo preocupante
de lo que EEUU trata de llevarse firmado. Los ciudadanos europeos debemos estar
muy preocupados por lo que la mafia de EEUU desea acepten los líderes europeos.
Y por si fuera
poco, EEUU propone un Tribunal de arbitraje para que dirima las disputas entre
empresas americanas y los gobiernos europeos. Dicho Tribunal dictaría
sentencia, estando sus decisiones por encima del sistema legislativo y judicial
del país que se trate. O sea, que la soberanía de países comunitarios,
sencillamente, se la pasan por el arco de los caprichos.
Lo último que
han difundido los medios tras todo este despotismo de los EEUU, es que la
guinda final, para que sea evidente que EEUU quiere el ancho del embudo para
ellos es lo siguiente: Que las empresas europeas no puedan acceder, libremente,
a los concursos públicos que se celebren al otro lado del Atlántico.
No se han
escondido, vienen a imponer sus condiciones por toda la cara, a plena luz del
día y con alevosía. Todo para las empresas americanas y nada para las nuestras.
El dinero para ellos y todo el riesgo de sus productos basura, adulterados y
modificados genéticamente, para nosotros. No me queda otra que concluir como lo
hice ayer: ¡Yankees go home!
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