Trato de
pensar como si el hombre hubiera dado el paso que le corresponde dar en materia
de conciencia, como si hubiera ampliado la misma. Es entonces cuando se siente
algo diferente por los demás, cuando se comienza a interpretar esta existencia
de un modo diferente, o cuando se comprende que hay mucho por hacer. Es cuando
se entiende que todos tenemos cabida en el plan de la vida, o que todos somos
iguales.
No resulta
fácil comunicarse en estos términos, cuando emisor y receptor no están en la
misma frecuencia. Generalmente el del pasito atrás es más egoísta y
materialista, así como el del pasito adelante parece más soñador o utópico. Por
este motivo resulta difícil la plena comprensión entre ambos, pues los puntos
de vista, o los focos desde donde miran, están situados en lugares diferentes.
Uno sigue ubicado en la cabeza, que gira alrededor de las inquietudes que le
permitan los medios para subsistir, y el otro ha bajado al corazón desde donde
se percibe el amor por la humanidad y la solución de los problemas que afecta a
la misma. Tal vez, ambos hagan uso de la mente y del corazón, aunque uno carga
las tintas en la cabeza y el otro en el centro del amor.
Los graves
problemas que aquejan a una buena parte de la población mundial, se han de solucionar
pensando, pero sobretodo sintiendo. Si no se siente a esas personas y no nos
interesan sus dolencias, sus carencias, sus sufrimientos; no vamos a poner todo
nuestro empeño en solucionar, de una vez por todas, sus problemas, que son
nuestros problemas. Para paliar el hambre en el mundo no basta con llevar
varios camiones de alimentos, porque en unos días o en unas semanas se habrán
acabado. Hay que llevarles tecnología y formación para que puedan procurarse el
alimento. Hay que mostrarle cómo se hace. Hay que darles medios para que puedan
vivir por ellos mismos. Y cómo se va a llegar a esto, si no se ama lo
suficiente a esas personas que están padeciendo y muriendo por falta de
alimentos. Cómo se va a poner fin a las guerras y los crímenes, si no se ama lo
suficiente al prójimo, si no se tiene el suficiente respeto por la vida, si no
se entiende quiénes somos. Y si no se ama lo suficiente, difícilmente nos
podremos ilusionar en un proyecto de vida mucho mayor, más interesante, más
auténtico y donde tengamos cabida todos.
Falta mucho
porque hay mucha gente que sigue estancada en viejas costumbres, a las que le
está costando despertar y ampliar su conciencia. Mientras no se produzca esto,
no verán más allá de sus narices. Para ellos solo seguirán existiendo los suyos
y poco más; mucho “yo” y la gente de su alrededor, los más cercanos. Su vista
está bien, pero la miopía es producida por la escasa irradiación de su corazón.
Su conciencia se ha de ampliar para que los demás seres del Planeta les
importen. Comprendo que esto dicho así, de repente, es un tanto extraño cuando
no se está en el punto, no se ha dado el pasito adelante; pero os aseguro que
se llega a sentir a los demás y que lo que aqueje a la humanidad importa. Por
eso escribo esto, porque me importa el dolor, el temor, el hambre, las
enfermedades, el olvido, etc, que sufren todos los habitantes del Planeta. Y no
solo seres humanos, también el resto de seres vivos. Sufro mucho que no sepamos
vivir sin sacrificar a los animales, porque lo que un día fue un medio de vida
del hombre primitivo, no sirve cuando has comprendido que la vida de los
animales vale tanto como la mía. Cuando la vida de los animales, es la misma
energía de vida que la mía. Cuando llegas a comprender que no tenemos derecho a
arrebatársela, y que no deberíamos seguir siendo los salvajes de antaño; hemos
crecido intelectualmente y algunos espiritualmente.
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