Estaba oyendo
la radio mientras hacía una tarea en casa y anunciaban que te compraras un
coche por solo 150 € al mes. Además de la función “gancho” de la publicidad que
se reserva la sorpresa para cuando llegas al concesionario: varios miles de
euros que tienes que abonar en concepto de entrada, es muy posible que esas
mensualidades de 150 € solo sean para el primer año, después viene “la leña del
corral”, ¿podrás seguir pagando a partir de ese primer año?
No olvidemos
que el Marketing y la publicidad tienen esa función “gancho”, o sea, de
enganchar gente para que consuma lo que a veces no necesita, o aún no se ha
planteado comprar. Pero hay un agravante en todo este asunto tan usual de tomar
impulso, y en un acto poco madurado, encaminarse alegremente a consumir ese instante
de felicidad superflua, efímera y volátil. Pues, una vez realizada la compra y
disfrutado de los primeros momentos del coche o del producto que sea, lo que
queda son las letras, los recibos, la obligación de hacerles frente cada mes;
¿alguien te asegura la durabilidad de tu trabajo? Porque lo que yo oigo por
todos lados es acerca de la precariedad actual del empleo, más un eco continuo proveniente
de los banqueros, presidente de los empresarios, etc., que reivindican mayor
flexibilidad para poder dejar en la calle a los trabajadores con menores costes
de despido. También pregonan en su deseo de que el gobierno de turno lo
imponga, que los salarios se han de abaratar y que para ser más competitivos
hay que rematar la faena exigiendo jornadas más largas. En definitiva, el ancho
del embudo para los empresarios: trabajar más por menos dinero. Nada que ver
con sus sueldos blindados y millonarios, ese es el amor por el prójimo que
profesan todos esos que tantos golpes de pecho se dan delante de sus amigos.
Yo te digo que
no te fíes, que no te aventures a firmar una deuda de la que no puedes tener
certeza de poder pagarla. La situación actual está para consumir lo que es
imprescindible, y hay muchas cosas que aunque la sociedad o el mercado quieran
hacernos ver que son necesarias, no lo son en absoluto. Si el país se hunde,
tiene unos responsables políticos y empresariales que no han sabido dar el
sitio que se merecen los trabajadores. Nos han apretado hasta padecer condiciones
poco dignas, tanto en el trato como en las compensaciones. Por eso, no podemos
además hacerles el juego y consumir por encima de nuestras posibilidades… ellos
ya lo dijeron cuando nos culparon de la crisis que sufrimos; ¿la burbuja
inmobiliaria de los políticos, empresarios y banqueros nada tuvo que ver con la
crisis? Ellos si que fueron el epicentro de toda la tempestad económica y
financiera que nos llegó en 2007, y que seguimos padeciendo.
No te
comprometas en abonar nada que te exija varios años, y hasta te diría que
varios meses, porque nadie te va a asegurar tu puesto de trabajo por ese
tiempo. Y esa gente no perdona, o cobran o te arruinan la vida. Te dejan en la
calle y le da igual que tengas críos, que tengas personas dependientes a tu
cargo, etc. ¿Qué harás entonces? Si están inventando un mundo de trabajo de
mierda, pues que se metan por donde puedan sus coches, sus motos, sus casas,
sus pisos, etc. Verás como tendrán que comprender que la sociedad que están
creando es un error. Unos pocos ricos y muchos pobres, lampando por un trozo de
pan, un techo o un trabajo de miseria, solo nos lleva a la mediocridad. Una
mediocridad que les arrastrará a ellos, tarde o temprano.
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