El 2016 está
resultando un año movidito, nadie podrá decir que no está entretenido con la
cantidad de circunstancias diferentes que estamos viviendo, sobretodo, en el
panorama político y social. No hay quien se aburra pero si estamos todos
avergonzados… tropecientos casos de corrupción y saqueo de España, por los
mismos que dicen defender la integridad del territorio nacional. Abundantes
ilegalidades, incluso reconocidas autorías de parte de quienes nos gobiernan,
así condenadas por algunos jueces, que sin embargo no han terminado con la más
que justificada inhabilitación del partido de la mafia que se esconde tras el
círculo de poder de la gaviota.
Quiero
encontrar la salida que la vigente interpretación de las leyes existentes nos
niega a los ciudadanos. Quiero que haya justicia en mi país, una justicia
independiente del color del Gobierno y alejada de los favores del amiguismo o
el tráfico de influencias. Me gustaría vivir en una democracia justa y no en
una dictadura maquillada, pues las imposiciones de una minoría sobre el resto
de la ciudadanía no es algo distinto. Los españoles necesitamos que nuestro
país tenga un modelo de progreso y producción, propios y efectivos, rentable y
que favorezca el pleno empleo, para que todas las familias españolas tengan los
ingresos suficientes como para poder llevar una vida digna. Todo esto que suena
tan bien y a la que apelan tanto los políticos, llenándoseles mucho la boca y
haciendo tan poco por conseguirlo. Algunos prefieren la España de servicios, la
de los camareros, como algunos se atrevieron a decir en algún contexto
determinado, pero los españoles estamos preparados para ser un país puntero si
nos lo proponemos. Más aún, si modificamos el sistema de formación y educación,
que tan poco se ha cuidado en nombre de una falsa excelencia; solo hay que ver
el desanimo de nuestros estudiantes, la falta de expectativas y el elevado
fracaso escolar.
Algunos
políticos se han convertido en el Padrino y su banda, en una mafia bien
organizada para dar golpes constantemente por todo el territorio nacional,
sableando a la ciudadanía y sacando tajada de las relaciones con ciertos
empresarios, que les han apoyado cuando los políticos lo han necesitado para
jugar sucio frente a sus adversarios, al mismo tiempo que les han favorecido
adjudicando obras y contratos millonarios a su favor. Esa ha sido la
contraprestación de las “colaboraciones desinteresadas” que los empresarios han
hecho a ciertos partidos políticos, generalmente, al que puede dar obras, al
que está en el poder. Así es como el PP ha llegado a ser nombrado el partido
más corrupto de España, medalla de oro en corrupción en casi todas las ciudades
españolas. Este es el patriotismo del PP, venderse por un puñado de euros,
bueno por miles de millones de euros que han movido fuera de la legalidad,
siendo el partido del Gobierno, algo que le descalifica y que debería haberle
dado con la puerta de la calle en las narices. Pero como el sistema esta
corrompido, ¿quién o quiénes le obliga o ejecuta la acción de dejarlos fuera
del juego? Si cuarenta millones de ciudadanos y ciudadanas abarrotáramos las
ciudades cada día pidiendo la dimisión al completo de todo este Gobierno
corrupto, tal vez irremediablemente nos tendrían que hacer caso, porque la
fuerza de cuarenta millones de personas es insoportable. Vuelvo a pedir
reflexión a la ciudadanía, porque si queremos que dejen de ningunearnos estos y
los que vengan, debemos plantarles cara… cuarenta millones de españoles enfrente
de los sinvergüenzas, es la única solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario