Yo no mando
nada pero quiero lo mejor para todo el mundo. No excluyo a nadie aunque muchos
estén dando pie para que se les olvide, porque esos mismos son los que más
ayuda necesitan. Hay dolor, claro que hay dolor, solo hay que entrar en las
casas de las gentes y se puede percibir que hay dolor, en unos casos
enfermedades, en otros muertes, en otros confrontaciones, descontento, etc.
La aceptación
es necesaria, pero siempre habrá algo que hacer, por eso no debemos cruzarnos
de brazos, buscar, abrirse, colaborar, amar sobre todas las cosas, abrazar,
acariciar, consolar, acompañar, hablar y besar. Nos merecemos amor porque
estamos hechos de amor, necesitamos reír y también llorar, debemos sentirnos y
sentir a la gente. Nosotros, todos, somos importantes y a la vez efímeros para
la vida. Ella continúa con nosotros o sin contar con nuestra presencia, por eso
digo que somos importantes pero no imprescindibles.
Nos sentimos
impotentes para solucionar el problemas de los demás y, en muchas ocasiones,
los nuestros. Quisiéramos hacer mucho más pero tenemos limitaciones para
alcanzar el final deseable, pero no por ello vamos a abandonar o nos vamos a
arrinconar ni vamos a paralizarnos por el miedo; siempre podremos hacer algo
más, así que vamos a por ello. Sigamos luchando, unas veces lo haremos por
nosotros mismos, pero no dejemos de hacerlo por los demás. Lo último será
quedarnos inmóviles, vencidos y quejándonos, eso no tiene que suceder. Nuestro
amor tiene que darnos fuerza para seguir, porque en ese momento límite
pensaremos en el otro y no en nosotros. Solo existe él o ella cuando las
circunstancias lo requieren.
Todos nos
vamos a ver así, enfrente de la enfermedad, de los males o de la muerte si ya
no hubiera remedio o es demasiado tarde. Esta es una realidad, el fin siempre
es el mismo para los mortales, nada lo va a cambiar, al menos nada de lo que
hasta ahora conocemos. Estoy aquí, quiero trascender la vida y la muerte, no
siento miedo alguno, me siento sólido como una roca y al mismo tiempo lloro por
ti, deseo que te dejes ayudar, mejor dicho que comprendas que tú te puedes y te
debes ayudar. Nadie puede hacer nada por ti que tú te niegues a aceptar e incorporar
a tu vida, a tus costumbres, a tu día a día. Es duro, ya lo sé. Se sale de lo
que estamos acostumbrados, de las ideas con las que nos han educado, lo sé;
pero a veces no hay más remedio que confiar y apostar por algo, ¿no crees? Pues
esa es la actitud que quiero transmitirte hoy, ese es el motivo de mi escrito.
Si tienes una verdadera necesidad de ayuda y una auténtica apertura y
disposición, ya puedes estar atento o atenta porque vendrá la información por
algún lado.
Siempre te
asediará la información que necesitas, buscarás algo y allí cerca estará, se
presentará delante de tus ojos, si no la ves es porque no estás siendo
cuidadoso o cuidadosa en el mirar. Si alguien te refiere algo, te dará una
clave, una información, un mensaje que te pondrá en contacto con lo que
necesitas; esto funciona así, por increíble que parezca. Es cuestión de estar
presente y atento/a, siempre se abrirá una puerta, existirá una salida.
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