Ayer se
celebraba la feria de muestras agrícola y ganadera “Agroporc” en Carmona
(Sevilla), y decidimos mi esposa y yo dar una vuelta por la tarde. Esto es algo
normal, que cualquier pareja pueda decidir pasar la tarde de un modo
determinado, sin embargo el motivo del escrito es sobre la pillería de los
guardacoches. Estos eran de una asociación de recuperación de drogadictos,
estaban por todos lados, se comprende que el Ayuntamiento le había permitido, y
a la vez encargado, el ordenamiento del aparcamiento en los alrededores de la
feria, a esta Asociación.
Estábamos
enfrente del recinto de la feria y en la esquina de una calle había dos hombres
de unos treinta y tantos años, que indicaban que había aparcamientos libres en
esa calle. Atendimos sus indicaciones, giramos hacia el interior de la misma y,
efectivamente, se podía aparcar con facilidad. Le pregunto si tiene tickets y
en ese momento es cuando lo saca del bolsillo. Le vuelvo a preguntar por el
importe, y al tiempo que dice: “La voluntad”, rompe el ticket por su extremo.
Esto me hizo sospechar que querían obtener más dinero del que tenían estipulado
por aparcar coches. Le pido que me enseñe el trozo del ticket que el todavía
mantenía en su mano, y pude ver que precisamente indicaba el importe voluntario
del servicio: 60 céntimos de euros. Le reprendo diciéndole que eso no se hace,
que no se debe engañar y comienzo a apartar las monedas en mi mano para darle
la cantidad indicada en el precio del ticket. El individuo comienza a dar todo
tipo de explicaciones que nada tienen que ver con lo que estaba sucediendo,
tratando de justificarse. Hago el ademán de acercarle la mano con el dinero varias
veces y le sale el orgullo: “no, no me pague nada” y empieza a despotricar algo
entre dientes que no le llego a entender. Fue entonces cuando dije: “Ahora es
cuando no te doy nada”.
¡Qué mal estamos!
que nos engañamos hasta en esta pequeñez. Hasta en este pequeño servicio te
tratan de engañar. Es lamentable, que haya personas que hayan dedicado parte de
su tiempo para tramar, todo eso de: primero, acercarse sin llevar el ticket del
aparcamiento por delante sino que tengo que pedírselo. Segundo, cuando le pido
el precio te suelta una fórmula para recaudar algo más, pues ellos calculan que
cualquiera no va a fraccionar y más de uno le dará el euro. Tercero, corta el
trozo donde está impreso el precio del servicio para que la gente no lo pueda
ver. Una pequeña guarrería detrás de otra, ¿por qué nos tenemos que relacionar
así, con ese afán de poder obtener más de lo que nos han autorizado?, ¿por qué
nos desviamos con tanta facilidad de lo estipulado, sin importarnos engañar a
los demás?
Comprendo que
todo esto es una minucia que no va a ninguna parte, pero en el fondo vuelve a
poner de manifiesto como somos, o mejor dicho como son algunas personas, que no
son de fiar. ¿Cómo vamos a vivir tranquilos si hay individuos que te acuchillan
en cuanto te das la vuelta o te cogen un poco distraído? Nos va a costar mucho
forjar una nueva sociedad, porque muchos de sus integrantes van por libres,
como si fueran los únicos sobre la faz de la Tierra, sin importarles los demás.
Y los demás no están en este mundo para que te aproveches de ellos. Estamos
todos para ayudarnos, no para engañarnos. Estamos para colaborar y lograr vivir
mejor todos, no unos pocos, pero hay gente que no se entera de nada.
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