Somos muchos y
cada uno piensa de un modo diferente, lo que viene resultando un problema para
ponernos de acuerdo en las decisiones y acciones que deseamos acometer. Tenemos
que ceder cada uno de nosotros porque no va a ser posible que siempre hagamos
lo que queramos, esto se ha de entender o estaremos en una lucha y en un
disgusto permanente. La decisión y las opiniones del otro son importantes para
él, así que no podemos llegar, graciosamente, a tumbarlas, porque la otra
persona tratará de defender su posición y su convencimiento. De esta manera no
habrá entendimiento sino discusión, malestar y enfrentamiento.
Este mundo
está necesitado de comprensión, flexibilidad, inteligencia y mucho amor. Todo
ello se hace necesario para abordar los asuntos cotidianos y los extraordinarios.
Ninguno de nosotros, supongo, está en condiciones de poder afirmar estar en
posesión de toda la verdad, de toda la sabiduría, de todo el amor, de todo el
dinero o de todo el poder; aunque estos
dos últimos pueden ayudar en según qué empresas se traten de conseguir,
pero no los considero imprescindibles. Son mucho más importantes los primeros
aunque la sociedad se haya cimentado sobre resortes perecederos e inestables.
Cualquier día el descontento hace saltar todo por los aires. Comienzan a
apretar botones rojos y el Planeta se desintegra porque algunos prefieran eso a
refundar los principios materiales e inmorales sobre los que se sustenta la
modernidad social mal entendida.
Debemos tomar
un poco de distancia para no dejarnos arrastrar por la turbia y revuelta
corriente de la insensatez reinante en el mundo. Hay que tratar de informarse y
oír otras voces, voces de todos los colores para que nos abran los ojos en
todas las direcciones. Tenemos los medios, se escribe más que nunca, hay espacios
en todos los formatos y para todos los gustos, de manera que todos podamos hallar
un punto de encuentro con la información. La velocidad absurda y las modas
llevan a muchas personas a un ritmo endiablado, no ven más allá de esas
tendencias, no se paran a pensar por sí mismas. Se ha perdido la pureza en
todo, ya no se puede respirar aire de una calidad excelente sino mediocre.
Estamos atravesados las veinticuatro horas del día por todo tipo de
radiaciones. El suelo y las aguas están contaminados. La alimentación está
adulterada y en algunos casos resulta peligrosa en pos de la mayor rentabilidad
industrial. No importa ni a los empresarios ni a las autoridades la calidad o
la toxicidad de lo que estén vendiendo o fabricando, porque las personas son
muy vulnerables a corromperse y lo que les interesa es la pasta, el dinero y el
poder.
En las
relaciones somos muy intransigentes, no toleramos nada, nos enojamos con
facilidad, la amistad para algunos significa bien poco, no tenemos pudor en
pisarnos o descalificarnos. A muchos les falta una buena dosis de educación y
respeto, dando lugar a la cantidad de acciones incorrectas, molestas, dañinas o
nocivas. ¡Es complicado!... pero al menos estoy aquí pensando en ello, compartiéndolo,
sintiéndolo, buscando cuanto de ello puede haber en mí para seguir aprendiendo
a modelarme desde el conocimiento y la auto concienciación. Porque la tarea de
cualquiera podría ser intentar ser mejor cada día, como paso previo para la
resolución de todos nuestros problemas.
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