Hace un par de
días oí en radio a un experto financiero hablando acerca del momento bancario,
y decía que los tipos de interés eran muy bajos, lo que estaba repercutiendo en
que los bancos ganaran poco. Como consecuencia de ello avisaba de que en breve
podrían aparecer productos poco fiables, tipo preferentes, que podría volver a
dejar sin ahorros a las personas que tuvieran dinero en los bancos y les
convencieran para contratarlos.
Añadió que
siempre deberíamos preguntar y cerciorarnos de si el producto que nos están
ofreciendo tiene como garante al Estado, o sea, si respondemos todos de sus
dineros en caso de que suceda lo que a los preferentistas. Desde ese instante
comencé a pensar y a preguntarme: ¿por qué el Gobierno nos debe comprometer a
todos como garantes de operaciones que hace un particular con una entidad
privada? Tras darle vueltas al asunto solo llego a una conclusión: Es la
manifestación palpable y descarada de la influencia total del sistema bancario
sobre la política, en este caso, sobre su representante: el Gobierno.
Todos hemos
oído que el Estado garantiza los ahorros de la gente hasta una cantidad, que en
estos momentos creo es de cien mil euros. Vuelvo a preguntármelo: ¿Por qué el
Gobierno accede a garantizar el dinero de los ahorradores?, ¿por qué se
involucra en una operación de personas ajenas a la función pública?
Sencillamente, lo que se pretende es que la gente se sienta segura de depositar
sus ahorros en los bancos, para que la maquinaria de inversiones y especulación
que las entidades bancarias va a poner en marcha con tus dineros, por los que
no te dan ni un euro a ganar, no pare. Los grandes beneficios, como siempre, se
los llevan los bancos con la ayuda del Gobierno de turno, ahora el PP, antes el
PSOE. Si se tambalean los bancos por su mala gestión, como sucedió hace unos
años, el Gobierno les regala dinero de todos nosotros aunque nos dejen
endeudados. Sin embargo, todavía no hemos visto que ataque ferozmente a los
bancos para que devuelvan los dineros que les hemos prestado, o para que les
devuelvan los dineros a los estafados preferentistas.
Cuando uno se
mete un poco más en el engaño político-social-empresarial que está dirigiendo
el sarao, tratando de entender el sentido de este complot mafioso, la
indignación te hace hervir la sangre y te provocan pensamientos muy salvajes y
nada civilizados. No sé hasta donde podremos aguantar la gente de bien si nos
siguen exprimiendo como a una vulgar aljofifa, ya estamos soportando demasiado
y demasiada paz social reina en las calles. Lo que llevamos soportado la gente
trabajadora de este país, la gente normal, la que está preocupada por su
familia y sus condiciones laborales, mientras esa otra clase social de
sinvergüenzas nos está robando dinero, recursos, burlando la ley y riéndose en
nuestras caras; comienza a pesar demasiado.
Son golfos y
cobardes a la vez, les resulta más fácil entrar por el aro y ponerse del lado
de los mafiosos y ladrones, que revolverse contra esa lacra de mal nacidos y
denunciarlos públicamente. Les tienen miedo y se subordinan a sus dictados, por
eso esto no es democracia, de cualquier modo es la dictadura de esos
sinvergüenzas a través de su brazo político, que simula trabajar para la
ciudadanía y su bienestar.
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