Estamos
asistiendo al viacrucis y crucifixión de Pedro Sánchez por parte de los mal
llamados barones de su partido. La cara del partido puede que sea Pedro, pero
la gente no creo que vote una cara, aunque esta puede ayudar a decidir el voto,
me imagino que vota una ideología, un programa, una organización política… y
vistos los resultados, tengo que decir que el PSOE no se encuentra bien, está
enfermo y necesita tratamiento. Por tanto, no podemos pensar que la
responsabilidad es de la cara más visible, sino del momento ideológico de ese
partido, que evidentemente no concuerda con lo que la ciudadanía demanda. De lo
contrario, la gente se volcaría con el PSOE, esté quien esté al frente.
Pedro Sánchez
lleva mucho tiempo sufriendo el aliento perseguidor, acusador y deseoso de
imponerle lo que debe hacer. Son muchos de los más viejos en el partido, los
que ya se acostumbraron a no tener ilusiones propias sino solo aquellas que les
vienen impuestas de arriba y, por tanto, hace tiempo que se convirtieron en las
máquinas o brazos del poder manipulador de la sociedad. A esos ya hace tiempo
que no les importamos porque solo siguen los dictados del poder, perdieron la
chispa de la lucha por lo que es de todos, así que no creo que estén en las
condiciones adecuadas para imponer nada a su secretario general.
No obstante,
tal como he dicho en otras ocasiones Pedro Sánchez se ha dedicado mucho tiempo
a pasear el swim tipo Obama por los pasillos, haciendo el paseíllo del
triunfador cuando no tenía nada asegurado. Pedro ha continuado con la deriva
que llevaba el PSOE, escorándose hacia la derecha, o centro derecha, perdiendo
toda la identidad propia de partido de izquierda, que es de donde viene todo el
descontento en su electorado, el cual ha visto otras posibilidades más cercanas
a sus sentimientos. Mientras el partido continuaba la deriva marcada en los
últimos tiempos de Zapatero: reforma laboral, sumisión ante la UE, “subvencionamiento”
de los bancos, pacto con la derecha par firmar a espaldas de la ciudadanía el
art. 135 de la Constitución, etc., ¿dónde estaban las voces de los viejos del
lugar?, pues de esos polvos vienen estos lodos… que no se quejen.
El PSOE quiere
ganar las elecciones cuando se ha llevado unos años haciendo políticas anti
natura, más bien de derechas y olvidándose de la ciudadanía; ahora no puede
esperar otra respuesta en las urnas. Sin embargo hay una incongruencia
palpable, ¿por qué al PSOE si le pasa factura sus políticas de los últimos
años, y al PP no? Esto también es incomprensible, no se entiende como al
partido más corrupto de España, de todos los tiempos, inmerso en cientos de
procesos judiciales de corrupción y saqueo del dinero público, le siguen
votando las gentes. Es algo que excede el sentido común, pero ahí está, es una
realidad que se ha venido demostrando en las últimas elecciones, no sé hasta
cuando le durará este golpe de suerte o de magia, porque lógico no es en
absoluto.
Volviendo al
PSOE y a la crucifixión de Pedro Sánchez, ya se encuentran algunos de sus “compañeros”
buscando los troncos adecuados para alzar la cruz donde desean clavarle.
Insisto en que no es un cambio de cara lo que necesita el PSOE, por eso Pedro
Sánchez retornó a la oposición más acérrima contra la derecha: “no, es no”, y
no quiere de ninguna manera apoyar un Gobierno del PP. Pedro se dio cuenta del
error en el que estaba el PSOE y viró hacia la izquierda, tratando de
posicionarse en el lugar que al partido le corresponde para conseguir apoyo de
la gente, pero “los barones” quieren un milagro: cambio de ficha y triunfo
inmediato en las elecciones.
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