El alcalde de
Sevilla acaba de hacer una consulta o referéndum a los sevillanos y sevillanas
para conocer si quieren modificar los días de celebración de la Feria de Abril
de esta ciudad. ¿En qué quedamos, se pueden o no se pueden convocar
referéndums? Comprendo que para muchos esta consulta no tenga la trascendencia
que otros pretenden darle a la decisión sobre los territorios, su
independencia, etc. Comprendo que otros estén enganchados al tanto por ciento
que representan los ingresos catalanes en el PIB español.
Igual es una
perogrullada todo esto, pero no sé como diferenciar cuando un dirigente público
convoca a toda la ciudadanía para que voten qué quieren hacer con una
festividad, o lo haga para que la gente exprese su deseo de seguir
perteneciendo a una nación o a un país. El acto en cualquiera de los dos casos
ha sido el de habilitar los mecanismos para conocer que desea la ciudadanía al
respecto de un asunto determinado. Uno es motivo de regocijo para algunos e
indiferencia para otros, exactamente como sucede con el otro; ¿dónde está el
problema? Sigo pensando que se le da tanta importancia debido al 25% que
dejaría de ingresar España.
Mejor todos
juntos, pero en un país que nos satisfaga a todos, y para ello ha de ser
moderno, productivo, avanzado y rentable para todos. Además, nos ha de poder
ofrecer los mejores servicios públicos a todos y, por supuesto, se ha de
terminar de una vez por todas y de raíz todo el latrocinio y la corrupción
Institucional, bancaria y empresarial, que se viene dando en los últimos años. Creo
que siempre se dio, pero últimamente ha sido un auténtico escándalo. Nos han
saqueado de mala manera, descaradamente, haciéndonos desembolsar cantidades de
dinero innecesarios en sobreprecios de adjudicaciones y obras superfluas: La
ciudad de la Justicia de Madrid, Aeropuerto de Castellón, facturas millonarias de
lámparas para muchas localidades Valencianas abonadas al doble de su precio de
mercado, etc.
Habría que
modificar la Constitución para que se adapte a estos nuevos tiempos, y para que
se puedan cambiar acuerdos obsoletos e inservibles, así como incorporar otros que
permitan una democracia más real y ajustada a las necesidades de la gente. Las
leyes tal como están permiten, a propósito, que infractores y delincuentes de
guante blanco escapen de la justicia, roben, se queden con lo sustraído, no
vayan a la cárcel y no se les obligue a devolverlo. Además, muchos de ellos
funcionarios, abandonan la política para volver a ocupar su cargo en la función
pública, ¿Cómo es posible que a un mangante tengamos que seguir pagándoles
entre todos? Esas personas que metieron la mano en la caja y fueron mediadores
de acciones corruptas, tienen que buscar trabajo en la empresa privada o por su
cuenta, pero nunca más deben integrarse a lo público. Hay que cambiar las leyes
y lo lamentable es que dos partidos se han alternado durante años sin prever
nada de esto que tan frecuente es. Por tanto, solo puedo interpretarlo como que
esos mismos partidos, podridos en su seno, son incapaces de regenerar la vida
pública y de las Instituciones. Han gobernado durante años consintiendo la
mafia dentro y fuera de sus organizaciones, vilipendiando a la gente y a lo que
es de todos, menospreciando desde su soberbia y prepotencia, que es lo que hay
bajo las máscaras políticas.
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