Sin pena ni gloria ha pasado
Rajoy por la Audiencia Nacional, no es por quitarle importancia, sino que no ha
servido a su país, lo primero que hizo fue levantar un cortafuego (firewall),
en términos informáticos, detrás del que se atrincheró para esquivar cualquier
pregunta que tuviera que ver con la pasta, con la financiación, las donaciones,
etc. Ese firewall le ha valido para repetir cuantas veces era preguntado en
algo que tuviera que ver con los dineros, la contabilidad del partido, los
asientos de Bárcenas o la financiación ilegal de su partido. Rajoy se desmarcó,
desde el principio, del marco económico de su partido para dejar bien claro que
él solo ha estado en temas políticos, aunque hubiera participado de reuniones
en las que se tomaron decisiones acerca del principal proveedor de actos de
campaña del PP y presunto corruptor del caso Gürtel.
Los jueces que se atrevieron a
meter el dedo en la llaga de la Gürtel, como Garzón o Elpidio silva, ya sabemos
todos donde han terminado… en sus bufetes, haciendo de abogados rasos,
apartados de sus carreras como jueces; creo que de un modo totalmente injusto,
simplemente porque atacaron a la estructura corrupta del PP, algo que otros
jueces probaron y se atrevieron a calificarle de organización criminal para delinquir,
aunque no le haga ninguna gracia al impresentable Rafael Hernando “el
exaltado”. Por otro lado, el juez de sala o presidente del tribunal sí que ha
contribuido, y mucho, a que el paso de Rajoy por la Audiencia fuera un paseo de
lo más cómodo, cortocircuitando las preguntas más directas y comprometidas que
les hacían los abogados de la acusación; en el presidente del tribunal, Rajoy
ha hallado a un gran colega, cómplice, ayudante, o como queramos llamarle.
Supuestamente, Rajoy estaba
obligado por ley a testificar diciendo toda la verdad que supiera, pero como
siempre, los intereses del partido están por delante de lo que venga bien a
España y a los españoles. Para decir la verdad no hace falta reunirse una
semana con dos abogados y varios asesores, como ha trascendido por los medios.
La verdad se dice hasta donde uno recuerda y sabe, no hace falta preparar una
escenificación ni el empleo de coletillas que busquen producir en los oyentes
la sensación de que hay seguridad y verdad en lo que se dice; de ahí el uso
continuado de: “lo recuerdo perfectamente”, “absolutamente”, y otras que no soy
capaz de recordar porque era difícil mantener la atención cuando no se está
diciendo nada importante ni se está aclarando nada. Creo que declarar, es decir
algo que ayude a aclarar, de ahí “declarar”. Si hablamos de declarar como
testigo, es porque se supone que la persona, máxima responsable de una
corporación, va a tener un amplio conocimiento de lo que allí dentro sucede.
Los españoles sabemos que él lo sabe, pero que evitar que el partido se hunda
se lo impide, y no puede divulgarlo. Los españoles hace tiempo hemos estudiado,
tenemos un nivel cultural aceptable y entendemos lo que se nos dice casi
siempre. Además hay individuos, como le sucede a Rajoy, que son traicionados
por ciertos gestos faciales cuando dicen lo que no es; así que a Rajoy le tocó
el papelón. Sinceramente, la ciudadanía española está harta, asqueada diría yo
de soportar idioteces, falacias y tomaduras de pelo. La gente no quiere más PP,
ni quiere más Rajoy… nunca mais.
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