Le llamo comida ortopédica a
todos esos productos precocinados, industriales de producción masiva, en los
que se sustituyen muchos componentes naturales por artificiales y donde se
incluyen por alimentos cosas que no lo son o, simplemente, son partes del animal
que antes se tiraban. Ahora lo trituran todo, y las “porquerías” antes
inservibles, ahora son algo empanado para freír y al que han bautizado con un
nombre que se ha hecho conocido. No hablemos de esos adelantos informativos
sobre empresas chinas capaces de fabricar con materiales plásticos “comestibles”:
chuletones, pescados, etc., porque nuestras vidas están en riesgo.
Los malos hábitos alimenticios
vienen, en muchos casos, por las prisas, por disponer de poco tiempo para
meterse en la cocina y preparar un buen plato o un buen guiso con ingredientes
naturales, no solo vegetales, sino que me refiero a como se presentan en la
naturaleza; quiero decir, que si añades pescado, estás poniendo la pieza
completa, ves el pescado, sabes que comes pescado. Igual con el pollo, que es
una carne que, supuestamente, está en cantidad de precocinados; así que cuando
es una elaboración tuya y utilizas muslos o pechugas de pollos, sabes que estás
añadiendo carne de pollo y comerás carne de pollo. Ya lo que haya comido el
pollo o el pescado en su corta vida antes de haber sido asesinado para convertirse
en nuestro alimento, es otro cantar. Del mismo modo, si el pollo o el pescado
tuvo el movimiento suficiente o vivía hacinado, si se soleaba o no, si podía
comer alimentos más o menos naturales o le suministraron medicamentos, hormonas
de crecimiento, etc., de alguna forma, residuos de esos pueden quedar en la
carne y pasar a nosotros. Las autoridades tienen la manga muy ancha y esto hace
que valga casi todo… el negocio es el negocio, y nos están acostumbrando a
vivir en una sociedad decadente en la que la pasta es la reina de la fiesta,
así que hay cantidad de gente cuyo objetivo principal es ganar dinero por
encima de todo, y cuando digo todo es todo, incluso nuestra salud.
No me fio ni de las frutas, ¿no
han observado que algunas piezas no están lo suficientemente dulces, pero que a
su vez tienen unas manchitas redondas, como si les inyectaran en diferentes
partes de la misma, algún tipo de melaza; resultando, que unas partes de una
misma pieza de fruta están dulces y el resto no. Mi conclusión es que recogen
la fruta demasiado pronto o verde, maduran en cámaras y como eso no es
suficiente para que tenga un buen sabor, pues lógicamente, le falta quizá un
mes más en el árbol para madurar y endulzar, se lo añaden por medios
artificiales. Otra observación mía, tal vez infundada por mi desconfianza hacia
los que solo les interesa la pasta, como dije antes, es que han empezado a
haber frutas con un color anaranjado extraño, por ejemplo este año se apreciaba
muy bien en albaricoques y damascos, aparentemente estaban maduros, pero su
textura y sabor no indicaban lo mismo, no estaban en el estado que a la vista
aparentaban estar. Además el tiempo de cámaras se aprecia muy bien en las
frutas que tienen hueso en el centro, a su alrededor se acumula humedad que se
irradia desde el propio hueso y comienza a invadir la pulpa de la fruta, además
si acerca la nariz podrá percibir el olor a humedad. Ya que lo he citado, me
refiero a lo de acercar la nariz, es algo que suelo hacer frecuentemente cuando
voy a comprar frutas a un supermercado, voy cogiendo manzanas, melocotones,
etc., y le huelo la parte opuesta a donde supuestamente llevarían el peciolo o
ramita que le unía al árbol, y cuando no huele a manzana o a melocotón, se
quedan en la tienda. Igualmente, cuando las frutas deben estar con un cierto
grado de maduración al tacto con los dedos, y están duras como piedras, se
quedan en los estantes del supermercado. Para terminar y no ser más pesado con
el tema, solo comentar algo que da mucho coraje cuando compras frutas en una
frutería. Te tienen a la vista unos cajones de frutas dibujadas, como le he
escuchado a los mayores, entre ellos a mi madre, y pides un par de kilos
pongamos por caso, y la tendera o tendero comienza a coger piezas de otro lado
no del cajón que tú indicaste, y cuando llegas a casa ves que la fruta que te
ha metido en la bolsa no tiene el calibre que tenía la expuesta y, tampoco, te
libras de un par de piezas que el tendero, sabiamente, sabe entremeter en el
lote, con golpes y un estado un poco lamentable. Otros fruteros a los que les
han debido reclamar, lo que hacen es vender varios calibres al mismo precio,
con lo cual ganan más y se la cuelan a todo el mundo… esto tampoco gusta.
Hasta aquí hemos llegado, tengan
cuidado porque hay mucha picaresca y traten de elegir mejor lo que comen, porque
así tendrán mejor salud.
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