Lo que sucede en Cataluña todos
lo sabemos, lo vemos por la tele: intervención masiva por parte del Estado
español, a los mandos del Gobierno, que como siempre dirige a la justicia y
enciende la pólvora. Ellos dicen que los independentistas no respetan al resto
de catalanes y les causan miedo, sin embargo, no se paran a ver las
consecuencias de sus acciones, con una Cataluña invadida por los cuerpos de
seguridad que hacen registros en sedes de partidos políticos, imprentas, medios
de comunicación, empresas de mensajería, etc. Hay caos y movilizaciones,
alboroto, desasosiego, miedo, porque lo que ha creado el Gobierno central español
es un ambiente prebélico que nos recuerda a otros tiempos. Ya comienzan las
detenciones de políticos y solo falta que a algún chiflado se le vaya la cabeza
y comiencen los atentados. El momento es tan indignante y peliagudo que por eso
Joan tardá pedía calma y que no cayera la población en la provocación… nada de
violencia.
Incluso al resto de los
españoles, al menos a mí me sucede, me intranquiliza la invasión e intervención
de los órganos de gobierno y cuentas de la Generalitat. Porque han decidido
arreglar el asunto con un pulso y el Estado central tiene mayor contingente, la
fiscalía y jueces de su lado, los cuerpos de seguridad a sus órdenes, aunque
para ello como ayer difundieron los medios, trasladen agentes de todas las
zonas de España y dejen en cuadro al resto, o sea, menos protegidos o,
directamente, desprotegidos. Hacen uso de todos los recursos legales y de
seguridad para suplir la falta de comunicación y el deseo de hacerlo, así como
la búsqueda de una solución pactada y dialogada. No han sido capaces porque la
rigidez de la Constitución lo prohíbe y los del centro derecha, entre los que
incluyo a: PP, PSOE y C’s, no han hecho nada para facilitar que la voz de un
pueblo se pueda oír libremente en las urnas, en un ejercicio democrático que
llevan solicitando varios años. El Gobierno y sus apoyos no lo admiten porque
saben que sería el comienzo de la desmembración del Estado español como hoy lo
conocemos, pero lo que no sabemos es qué nueva forma nacería. La gente se
acojona de lo nuevo, está cerrada a los cambios, y si nada cambia, siempre
estamos como estamos… no hay progreso, no damos lugar a lo nuevo… hay que abrir
la mente, hay que ser más democrático con el riesgo que ello pudiera comportar.
Sabemos que si se hace el
referéndum hasta hace muy poco los no independentistas lo hubieran ganado. A
partir de ahora no sé, la indignación y la rabia de la gente va in crescendo,
sobretodo, al albur de los últimos acontecimientos. A esto está contribuyendo
el PP como nadie había hecho antes, aviva el fuego e incrementa la cifra de
simpatizantes con la idea de ser independientes. Si triunfara Cataluña y llegara
a proclamarse independiente del Estado español, el Gobierno sabe que después
viene el País vasco exigiendo lo mismo, hacer un referéndum para decidir. Tras
ellos, vendría Galicia y no sabemos si algunas comunidades más se sumarían en
ese intento por vivir al margen del control del Gobierno central. Por esto pone
tanto empeño el Gobierno de Rajoy para no permitirlo y no perder la gallina de
los huevos de oro, su sistema dictatorial con piel de democracia, del que sacan
tantos beneficios, favores y privilegios. Si cada Comunidad se independizara,
algo muy improbable, porque no todos tienen un nivel de industrialización o
recursos suficientes para poderlo hacer, al final se terminaría con el Estado y
el Gobierno central, al menos, como lo conocemos… vamos, que cada uno estaría a
lo suyo y la Moncloa con Rajoy se quedaría aislada y le endosaríamos la Casa Real…
ellos serían la resistencia de la vieja España.
Cataluña, al final no es más que
un conflicto de intereses, que sin lugar a dudas, pasa por el económico, porque
en este mundo insensato y cruel, nada se libra del vil metal.
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