¿Qué será lo próximo, los
soldados ocupando las calles, toque de queda al oscurecer?... ¡venga ya!,
estamos en el siglo XXI y, supuestamente, estamos civilizados aunque muchos no
estén educados. Han ordenado a los cuerpos de seguridad del Estado a que
requisen papeletas, carteles anunciadores del referéndum o de actos que tengan
que ver con el mismo. Han entrado en imprentas y periódicos buscando las papeletas
para votar. Han intervenido en algún acto de campaña para pedir el voto por el
sí, pero sobretodo, han dado muestras de que el Gobierno no sabe solucionar
este problema por la vía política sino haciendo uso de la fuerza y del sistema
judicial. Han amenazado a toda persona o autoridad que dé un paso a favor del
independentismo, el referéndum, querer votar, etc. Han dado orden a correos de
que no lleven ninguna carta o comunicación que tenga que ver con este proceso
catalán. Han dicho que si el Govern no le sigue informando de sus movimientos
económicos, van a pasar, desde mañana lunes, a controlar las cuentas bancarias
y a pagar desde el Gobierno central a funcionarios y gastos públicos… se está
librando una batalla, de momento sin armas, y ojalá no aparezcan por ningún
lado, porque por la fuerza siempre acaban las cosas mal.
Yo no quiero decir que cada cual
haga lo que quiera porque para llegar a eso nos falta mucho. El anarquismo es
precioso cuando la gente está lista para vivirlo. Todos queremos ser libres y
hacer lo que nos plazca, pero nos encontramos que estamos rodeados de personas
y hay que saber muy bien hacer lo que se quiera sin molestar al otro… eso es un
filo tan fino, que hay que gozar de un nivel de conciencia muy desarrollado para
no traspasarlo. Hay normas por tanto, pero hay una cierta y gran perversión en
todo esto de lo que se ha dado en llamar democracia. Es una democracia que
permite hacer lo que interesa a una minoría, al tiempo que limita los
movimientos y se sirve del esfuerzo, del trabajo y del dinero de una gran
mayoría que es casi el total de la ciudadanía trabajadora. Si algo quieren
hacer y no lo contempla la ley, hacen la ley pertinente para permitirlo. Es
diferente que sea la masa de la ciudadanía la que quiera sacar los pies del
plato, en lugar de hacerlo posible modificando las leyes como ellos hacen para
posibilitar sus asaltos a lo público, ordenan a los antidisturbios cargar
porque si pensamos diferente a sus intereses somos anti sistemas, radicales e,
incluso, los hay que nos califican de filo terroristas.
Gandhi ya lo dijo y lo practicó:
Ante leyes injustas, desobediencia civil. Él uso otras palabras, pero vino a
decir algo así y consiguió sus objetivos, mandó a los militares británicos de
vuelta a casa. Si una buena parte de un pueblo quiere celebrar un referéndum
para decidir su destino, sin violencia, por qué no ha de poder realizar este
acto democrático y que puedan ir a votar tantos los partidarios de la
independencia, como los que se oponen a la misma. Todos tienen la oportunidad
de hacerlo y de decidir, pero el Estado tiene miedo de ceder poder a favor de
la gente, sobretodo, sabiendo lo que se le avecina: mismo trato para vascos,
gallegos, etc. Ese es el verdadero problema de toda la prohibición, que tratan
de justificar diciendo que es anti constitucional. Además del alto porcentaje
del PIB que representa Cataluña, por eso no se pueden suceder los Gobiernos con
una mirada tan corta, contentos con tener mucho turismo y ya está, hay que
industrializarse y saber emplear el dinero público para desarrollarse y llegar
a ser una potencia mundial en investigación, patentes, etc. Los Gobiernos se han
encontrado con el movimiento de billones de euros y, todos, han orquestado
planes que han enriquecido a sus partidos y a ellos mismos. Han robado a manos
llenas. Han malversado nuestro dinero. Han privatizado empobreciéndonos. Nos han
endeudado progresivamente. Han mantenido un paro estructural y se han
corrompido de un modo sistémico, envenenando las Instituciones. Ahora las bases
están podridas y los cimientos no aguantan el edificio que se viene abajo. Así
han dejado a España 40 años de dictadura real, más otros cuarenta años de
dictadura de baja intensidad, plagados de sinvergüenzas.
Los dineros de los españoles de
haber sido empleados en sus cuantías reales, sin sobreprecios, sin saqueo
continuado, sin amnistías vergonzosas, sin defraudadores de dentro y fuera de
los gobiernos, por equipos de personas honestas y con el único objetivo de
tener un país puntero en el mundo, seríamos ricos, tendríamos todos trabajo, no
hubieran desahuciados a tantas familias, y sería un país que apestaría menos a
muerto.
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