Los que valoramos la libertad,
con lo que está sucediendo en Cataluña, nos sentimos más independentistas y
menos del Estado de Derecho. No queremos un Gobierno que nos oprima, nos mienta
y nos traicione. Este Gobierno solo ha servido en esta causa para hacer que
muchos más deseemos una Cataluña como ella quiera vivir o ser. No hay mayor
respeto que ese… dejar que el otro sea lo que quiera ser. No son buenas formas
la coacción, la amenaza, el arresto, los palos, en lugar de las negociaciones y
los pactos. Yo, no siendo catalán, a través de mi rabia, soy hoy más
independentista que hace unos días cuando comenzaron todas las movilizaciones
que se suceden en Cataluña. No soporto que un Gobierno de un partido indecente
y corrupto, demostrado y proclamado así por los jueces, nos imponga nada ni nos
dé lecciones de nada, porque no tiene valores en sí mismo y no puede, por tanto,
compartir lo que no tiene.
Hay que modificar las leyes y
hacer posible lo que un pueblo decide hacer, aunque para algunos sea caer por
el precipicio. Los políticos están para hacer posible lo que la ciudadanía
demanda, no para someter a la ciudadanía a lo que a ellos le interese. Los
buenos políticos oyen, escuchan, se interesan por los problemas que aquejen a
la población y tratan de poner soluciones, pero la represión no se puede
considerar, en ningún caso, una solución o un modo de resolver los problemas.
Además, el factor humano, que no debiera faltar nunca en nuestras relaciones,
facilitaría un trato con amor, me explico: Se dejaría votar con libertad y
respaldado por el Estado, por el Gobierno central, y se les dejaría las puertas
abiertas para que como a un hijo que decide marchar de casa, pueda volver
cuando considere que su experiencia no fue lo factible que soñaban o
imaginaban. Esto lo echo de menos en este caso y en la vida en general, ¿en qué miseria hemos caído
como seres humanos?, ¿por qué no nos concedemos un trato más cercano al amor, a
la comprensión y a la libertad? Hay mucha gente que no está preparada para
ello, la gente del Gobierno no lo está, son máquinas… esto es lo que está
escrito… ustedes no se pueden mover de ello. No pensamos cambiar ni una coma…
la Constitución es la Constitución, un trozo de papel firmado para solucionar
un problema político y social de 1975 (muerte del caudillo), firmada en 1978
(incorporando a todas las ideologías del momento + el Rey, de regalo). Eso fue
hace muchos años, cuarenta ni más ni menos, ahora tenemos otros problemas,
existen otras demandas sensatas y democráticas… votar, y hay que permitirlo,
aunque lo que pretendan conseguir no guste. Tampoco nos gusta pagar políticos
corruptos y no podemos quitárnoslo de encima… de momento. En ello estamos, a
ver si PODEMOS y PSOE, se ponen de acuerdo algunas vez y ponen en la calle a
este Gobierno incapaz, compuesto de gente que apenas se resbalan están inmersas
en malversaciones, blanqueo, financiación ilegal, etc.
Resumiendo, hay una crisis no
solo económica sino de identidad y de democracia, que hay que resolver con más
democracia, con más flexibilidad y tolerancia. Lo que hicieron el otro día a
los vehículos de la GC es una canallada, ahí fallaron los manifestantes,
emplearon la violencia que es en lo que no hay que incurrir. La GC, son
personas, trabajadores a los que les dan órdenes y tienen que cumplirlas, es su
trabajo. Hay que estar molestos con el Ministro del Interior y con ciertos
jueces, que es de donde parten las órdenes… ellos son los responsables de toda
la intervención, de esa imagen de invasión, de ese estado de excepción y de la
represión. No obstante, hay una remota posibilidad: todos los cuerpos de
seguridad se podrían negar al completo a cumplir órdenes de represión contra la
ciudadanía, cuando consideraran que el motivo apuntado por el Ministro del
Interior o ciertos jueces es partidista para poner fin a algo justo que pide la
ciudadanía. Ahí queda en el aire la reflexión.
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