Si no se atreven a proyectar un
país autosuficiente y no son capaces de tomar decisiones valientes, lo mejor
que pueden hacer es abandonar. No podemos llevarnos toda la vida endeudados con
la compra de derivados del petróleo, cuando hay otras fuentes de energía de las
que por nuestra climatología seríamos unos productores potentes. Medio mundo
está en conflicto con el otro medio a cuenta de los recursos naturales de cada
zona geográfica. Cada Gobierno entra, se encuentra lo que hay y como burros con
orejeras camina por la senda acostumbrada. ¿Para qué van a usar la cabeza?, no
vaya a ser que le empiece a doler, ¿para qué va a buscar nuevas y rentables
soluciones?, ¿por qué se van a preocupar, si tienen detrás la legión de
trabajadores que ponen la pasta y, a ellos parece que esto no le duele en
absoluto?
Cuando uno mira por su país y por
su gente, no deja de pensar en posibles soluciones a los problemas de toda índole,
que les afecte. Cuando uno siente amor por su país y por su gente, hace el
mejor uso de los recursos propios, del dinero público, no lo regala, no lo
despilfarra sino que cuida muy mucho cómo lo emplea, en qué lo emplea y trata
de sacarle el mejor partido para el beneficio de la ciudadanía. A mí no me cabe
otra cosa en mi cabeza, es por ello que no entiendo lo que están haciendo los
que nos gobiernan, ni estos ni los anteriores… todos se han dejado envolver por
el libertinaje y la sinvergonzonería, hasta el punto de verse envueltos en
decenas de casos de corrupción y delincuencia.
Salir elegido de unas urnas no
quiere decir que España sea suya, tampoco lo es el dinero de los españoles, ni
que pueda usted deteriorar los servicios públicos, despedir profesionales
necesarios en la sociedad, empeorar la
vida de la gente, hacerle perder sus derechos conquistados a lo largo
del tiempo, etc. El elegido ha de ser todo un ejemplo de honestidad, esfuerzo y
transparencia en pos del bien común. Ser elegido no da capacidad para manipular
y mentir a la población, lo pueden hacer, de hecho lo hacen constantemente,
pero no debería permitírselo quien desea ser un buen gobernante para todos y
que no le puedan reprochar nada. Al menos hay que tratarlo y es cuestión de
honorabilidad, vocación de servicio, amor a su país y a su gente. Se pueden
hacer las cosas de otra forma, esto lo sabemos todos y ellos, los que gobiernan
y han gobernado también, pero no sé qué les sucede, que tarde o temprano caen
en las redes de la corrupción.
En mi cabeza veo una manera
diferente de gestionar para los españoles, una ambición por conseguir un país
donde puedan trabajar todas las personas con disposición para ello, donde haya
justicia y donde todos los políticos trabajen conjuntamente para proponer y
realizar proyectos que beneficien a España y a la ciudadanía española. No
entiendo otros intereses personales o de partido. No entiendo otra rivalidad de
siglas y colores que olvida a la gente en su carrera por el poder. No entiendo
que la confrontación lleve siempre a destruir lo que los otros hicieron antes,
simplemente porque lo hicieron otros. Cada político debería ser lo bastante
sincero consigo y con los demás como para saber si está a la altura de hacer la
mejor gestión para beneficio de todos, y en cuanto se sienta que se desvía, sin
que nadie le tenga que decir nada… dimita, abandone en favor de otro más
cualificado profesionalmente y humanamente. En mi cabeza veo una sociedad diferente
de gente diferente.
No estamos aquí para destruir
sino para crear, para crecer y experimentar, para completarnos como seres
humanos. Las sociedades se han metido en una espiral de intereses económicos exclusivamente,
que están arruinando las cualidades y los valores de las personas. De este modo
nos dirigimos hacia sociedades beligerantes, destructivas, mal llamadas
competitivas, irresponsables y súper egoístas; de aquí a la perdición solo hay
un paso.
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