La guerra sigue, no hay disparos,
no se secuestra a nadie, nadie desaparece, no amanecen cadáveres junto a las
tapias de los cementerios ni en las cunetas, pero la guerra psicológica
continúa. Invasión por tierra, mar y aire, no dejan de llegar a Cataluña mandos
policiales, agentes y se sigue la hoja de ruta de la persecución de papeletas, listas
del censo, colegios, llaves, personas, políticos, urnas, carteles, webs, cartas,
etc. Cataluña, para el Estado es territorio comanche.
Creo que el resto de España ha
quedado bajo mínimos, en cuanto a seguridad y protección se refiere, porque el
Gobierno español necesita amedrentar a la población catalana. A pesar de ello,
por las imágenes que nos entregan los medios, cada día más personas desean
votar y, de esas personas que quieren ejercer ese derecho, cada día, gracias a
la contumaz actitud del Gobierno español en demostrar por la fuerza que solo
ellos se pueden saltar la ley, hay más independentistas y simpatizantes de los
independentistas, dentro y fuera de Cataluña.
En un Estado de Derecho nadie se
debe saltar las leyes, pero cuando las leyes no permiten lo que los pueblos
quieren, hay que modificar las leyes, porque la soberanía que algunos se
empeñan en adjudicársela al territorio, es de los españoles, de la gente, y es
esta la que debe ostentar el poder. Esto es algo que no digieren los políticos,
porque sería despojarles a ellos del cetro. Voy a repetir una vez más mi
pensamiento al respecto: los políticos son nuestros empleados, somos nosotros los
que pagamos sus salarios, y el sentido de la política es que pongan en marcha
los mecanismos para que aquí, en España, se haga lo que deseen los españoles.
Sin embargo, ellos están acostumbrados a ser y comportarse como si fueran los
dueños del cortijo, hacen y deshacen como se les antoja, dan nuestros dineros a
quienes quieren, nos roban en nuestra cara, hacen negocio de la política, se
corrompen y se enriquecen, saltan de cargos en cargos que se los dan entre
ellos a dedo, se premian entre sí los años de servicios al partido cuando son
imputados en asuntos nada transparentes y delictivos. Si ahora hay un pueblo
que lleva siete años diciendo al Gobierno central que desea manifestarse y
decidir su futuro, nuestros empleados deberían poner en marcha los mecanismos
adecuados para hacer posible lo que ese pueblo pide. ¿Qué democracia es la que
tenemos, donde es el político el que ordena y manda, teniendo miedo a que la
gente se manifieste en las urnas? Por si fuera poco, organizan una
concentración de policías y guardias civiles en Cataluña, que acongoja a toda
la población española, ya solo falta que mande a los militares… ¿estamos en
guerra o qué?
De la forma que muchas ciudades
han despedido a las fuerzas de seguridad, vitoreando y cantando: “A por ellos”…
¡es una vergüenza! y una insensatez, parecía la España fascista, banderas en
mano y saludos con el brazo en alto deseando que matasen a los “rojos”. Hemos
visto que cualquier acto político es suficiente para que algunos desentierren
el hacha de guerra y vivan el momento como si esos hombres se dirigieran al
frente para luchar contra los enemigos. Esta agitación no es buena sino trágica
y lamentable. Todos somos humanos, ¿de qué se quejan cuando golpea el
terrorismo?, esto a lo que incitan puede resultar algo parecido. Son personas
que creen que pueden vivir mejor autogobernándose y no bajo la imposición del
Gobierno central de España, ¿por qué no es válida la experiencia?, ya sé,
porque la Constitución del 78 la prohíbe, un trozo de papel hace imposible que
la gente viva como quiera hacerlo, dentro de un orden. Solo quieren apartarse,
no nos están atacando ni lanzando misiles, en lugar de perder tantos recursos
en el montaje que se está realizando, hagan de España o, mejor dicho, del resto
de España, un país industrializado y rico, lo bastante atractivo como para que
ninguna otra Comunidad quiera independizarse, e incluso Cataluña quiera volver
en el caso de que se consumara la independencia. Pero para eso hay que trabajar
y no robar, para que tengamos suficiente dinero para invertir en modernizar el
país e industrializarlo, y ustedes viven de reuniones, fotos, comisiones,
mentiras, glamour y otras tonterías que a la ciudadanía no les reporta nada.
Señores del Gobierno no tengan
tanto miedo, dejen de dividir España entre buenos y malos y trabajen por
conseguir un país próspero, dejando de traicionar a la ciudadanía española.
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